Publicado 13/11/2024 12:27

SemFYC advierte sobre un mayor riesgo de mortalidad de enfermedades gastrointestinales por la DANA

Inundaciones en las inmediaciones del centro comercial Bonaire, a 4 de noviembre de 2024, en Aldaia, Valencia, Comunidad Valenciana (España). La DANA ha dejado, por el momento, 210 víctimas mortales en Valencia, con pueblos devastados, restricciones de mo
Inundaciones en las inmediaciones del centro comercial Bonaire, a 4 de noviembre de 2024, en Aldaia, Valencia, Comunidad Valenciana (España). La DANA ha dejado, por el momento, 210 víctimas mortales en Valencia, con pueblos devastados, restricciones de mo - Eduardo Manzana - Europa Press

MADRID 13 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la a Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ha advertido sobre las consecuencias de las inundaciones provocadas por la DANA en la Comunidad Valenciana y otras zonas del país, principalmente por un mayor riesgo de mortalidad de enfermedades gastronintestinales, aunque también se pueden verse afectadas otras afecciones crónicas.

"Las inundaciones son unos de los desastres naturales más frecuentes (casi la mitad de todos los desastres relacionados con el clima) y tienen un impacto significativo en la salud pública. La exposición a inundaciones está asociada con mayores riesgos de mortalidad por todas las causas y morbilidades de enfermedades gastrointestinales en general", reza un comunicado de semFYC.

Las consecuencias para la salud de estas inundaciones pueden variar a corto, medio y largo plazo, si bien las inmediatas, como los ahogamientos o los traumas, son los más "visibles".

Durante los primeros días destacan las enfermedades relacionadas con la piel (traumatismos e infecciones); afecciones gastrointestinales; por la contaminación de las fuentes de agua potable con aguas residuales; respiratorias, por la exposición contaminante del aire y el agua o el hacinamiento en refugios y viviendas temporales; y oculares, por entrar en contacto con agua contaminada directamente o a través de objetos contaminados como toallas, ropa o lentillas.

A partir de los diez días y hasta los dos meses, los principales problemas que pueden surgir son la leptospirosis --provocada por una bacteria zootónica que puede sobrevivir en ambientes húmedos durante semanas o meses, especialmente en agua estancada o suelos húmedos--, la exacerbación de enfermedades respiratorias como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o infecciones de la piel relacionadas con la humedad y el uso de calzado oclusivo, pudiendo ocasionar enfermedades cutáneas crónicas.

La aparición de mosquitos y otros vectores pueden aumentar los riesgos de enfermedades como el dengue, el chikungunya, el virus del Zika, la leishmaniosis o incluso la malaria. También pueden propagarse los parásitos intestinales.

En esta etapa pueden comenzar a aparecer una serie de problemas de salud mental, que pueden manifestarse de forma inmediata o a medio y largo plazo, fruto de la ansiedad y el estrés relacionados con la pérdida de hogares, de pertenencias, de seres queridos y de la interrupción de la vida cotidiana. Además, pueden empeorar los pacientes que ya presentaban problemas de salud.

Las inundaciones pueden afectar a partir de los dos meses en el manejo de enfermedades crónicas, como la diabetes, enfermedades cardíacas y respiratorias, debido principalmente a la interrupción de los servicios sanitarios, que dificulta el acceso a la atención presencial, a medicamentos y otros tratamientos esenciales.

También contribuyen a aumentar el riesgo de la aparición enfermedades neurodegenerativas, de provocar efectos adversos en la salud respiratoria "incluso meses después del evento", e incluso de causar infecciones cutáneas por microbacterias, cuyo desarrollo es lento y puede tardar semanas o meses en manifestarse.

PRINCIPALES GRUPOS DE RIESGO

Entre los grupos de personas más vulnerables se encuentran las mujeres (en particular las embarazadas y en posparto), los adultos mayores, las personas con condiciones de salud como enfermedades crónicas, y las poblaciones minorizadas bajos ingresos y desfavorecidas socioeconómicamente.

Los menores de 5 años y las personas con discapacidad se enfrentan a riesgos "elevados", pues pueden encontrar mayores barreras de movilidad o de acceso a servicios de emergencia.

La organización también considera como vulnerables a las personas que viven en "asentamientos informales" o en zonas rurales, pues su acceso a al infraestructura de salud y de apoyo comunitario puede verse limitado.

PREVENCIÓN

El Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas ha instado a los responsables de salud pública y a los gobiernos a que desarrollen políticas y estrategias de prevención, de forma que se aborden todos los desafíos mencionados.

Una respuesta adecuada implicaría la mejora de la resiliencia de las infraestructuras de salud, así como asegurar el acceso continuo a los servicios esenciales, sobre todo en zonas "susceptibles" a desastres naturales, e incluso asegurarse del cumplimiento del calendario de vacunación.

Del mismo modo, ha recomendado una serie de medidas dirigidas a la población para evitar problemas de salud, como puede ser mantener una buena higiene personal, usar desinfectantes, limpiar superficies afectadas y secarlas, lavar la ropa que haya estado en contacto con el agua de la inundación, evitar el contacto con aguas residuales, consumir alimentos seguros y bien cocinados o beber solo agua embotellada, entre otras.