SAO PAULO, 20 Oct. (Notimérica/EP) -
La forma que elegimos para vestirnos desvela estados anímicos y deseos muchas veces desconocidos, sirviendo de escudo entre la persona y el mundo. ¿Quién no ha abierto alguna vez el armario y ha pensado "no tengo qué ponerme"?. Aquí te damos las claves para que comprendas por qué te vistes como te vistes.
En primer lugar, la forma cómo nos relacionamos y vestimos dice mucho sobre nuestros cambios psíquicos. Tener una camiseta favorita, usar o evitar determinado color, conservar ropa de familiares queridos fallecidos, cuenta cosas sobre nuestra historia de vida.
"Esa segunda piel -la ropa- pertenece al mismo tiempo dentro y fuera, tanto protegiendo la intimidad como abriéndose al espacio social y relacional, ocupando una posición fronteriza, de interfaz entre el yo y el mundo, pudiendo tapar al sujeto o, al contrario, revelarlo", según han explicado las psicoanalistas francesas, Catherine Joubert y Sarah Stern.
La forma de vestir está íntimamente asociada a la historia personal: "Indica el margen de libertad del individuo delante de la familia, de sus iguales y sus interacciones sociales. La ropa acompaña la trama de construcción propia y expresa la relación con la propia imagen, exponiendo las marcas de los fracasos y éxitos en la edificación del narcisismo", han aclaro las investigadoras.
"Descubrimos vestigios de identificaciones y memorias. Por eso, este trabajo de descifrar vínculos por medio de la ropa sólo es posible dentro de un contexto determinado y para un sujeto considerado en una historia en la cual se inserta", añaden las psicoanalistas francesas, según ha publicado el diario brasileño 'Estadao'.
LA ROPA A LO LARGO DE LA HISTORIA
En los orígenes de la humanidad, nuestros ancestros se recubrían con la piel de animales muertos para protegerse del frío. A lo largo del tiempo, esta práctica se fue sofisticando: surgieron los complementos y la ropa pasó a ser una importante forma de comunicación.
La manera cómo una persona se vestía podía indicar su procedencia, el clan al que pertenecía, su posición en el grupo y hasta sus intenciones. Diferentes trajes señalizaban eventos como la preparación para la guerra o ceremonias religiosas y en algunas culturas antiguas se valoraban colores específicos.
Por ejemplo, en la capital del Imperio Bizantino, Constantinopla, fundada en el año 667 a.C. por los griegos, las piezas teñidas con matices de rojo eran las más valoradas, porque para obtener esta tonalidad se empleaban pigmentos raros, que sólo los nobles podían comprar.
No tan lejos en el tiempo, en las décadas de los 60 y 70, los trajes de los hippies enfrentaban la idea de confort, simplicidad y cierta ingenuidad, con flores y símbolos de la contracultura.
Una pregunta permanece constante en el período que nos encontremos, "¿Qué es vestir bien?". ¿Usar ropa cómoda, de calidad y, principalmente, adecuada para la ocasión? Puede ser, aunque probablemente vestir bien dependa más de la cultura del grupo que de las preferencias individuales.
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