CIUDAD DE MÉXICO, 14 Jun. (Notimérica) -
A menos de un mes de que se celebren las elecciones presidenciales en México, el contexto de las campañas electorales no sólo se ha vuelto polémico, sino violento con un total de 113 políticos asesinados. Ya se trata del período comicial más mortífero en la historia del país azteca.
Con el homicidio de este martes de la candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la alcaldía de Isla Mujeres, Rosely Danilú Magaña, la cifra ascendió a 113, según informó la consultora privada Etellekt.
Su indicador de violencia política señaló que de todas las víctimas, 28 eran precandidatos y 15 más candidatos a puestos de elección, de cara a unos sufragios en los cuales los mexicanos votarán por su próximo mandatario.
Los estados donde más se registraron los casos fueron los estados del Pacífico: Guerrero (24), Oaxaca (19) y Puebla (13). Los asesinatos se perpetraron en 24 de las 32 entidades de la nación latinoamericana.
La agrupación más afectada por esta situación es el gobernante PRI: 40 de sus militantes han perdido la vida hasta ahora. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) con 18, y el Partido Acción Nacional (PAN) con 13, le siguen en la lista.
PESIMISMO
Además de elegir presidente, el ciudadano mexicano que emita su voto, lo hará por legisladores y en algunos casos por presidentes municipales (3.406 cargos en total), lo que ha removido el tamiz político en todos los niveles.
Sin embargo, algunas regiones del país muestran un descontento respecto a la instalación de casillas y la permisividad para efectuar las votaciones. La tendencia al cuestionamiento directo del proceso electoral crece en estados como Michoacán, Jalisco, Nayarit, Guerrero y Chiapas, aumentando así las poblaciones que no votarán el próximo 1 de julio (17 localidades o municipios hasta ahora).
Este es el caso de la comunidad p'urhépecha de Cherán, situada en pleno centro del territorio michoacano, con una población aproximada de 25.000 habitantes, hace 7 años tomó la decisión de no seguir con el ejercicio de la política partidista y electoral, por lo que en este proceso --tal y como ocurrió en 2012 y en las elecciones intermedias--, tampoco participará.
A pesar de que el Estado mexicano haya tenido que reconocer, bajo su contra, el modelo de autonomía política de Cherán, esto no es sinónimo de un modelo aplicable a otras comunidades indígenas.