A student gestures during a march to mark the 35 month since the disappearance o
REUTERS / EDGARD GARRIDO
     

   CIUDAD DE MÉXICO, 25 Abr. (Notimérica) -

   Las últimas tres víctimas del crimen organizado registradas en México, tres personas violentamente asesinadas y disueltas en ácido para no dejar rastro de su presencia, son tres estudiantes de cine. Tres estudiantes de cine cuyas edades no superan el cuarto de siglo. Ellos era Javier Salomón Aceves Gastélum, Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco García Ávalos.

   Lo único que los tres jóvenes hicieron fue grabar un cortometraje de terror para una de sus clases en una casa que, presuntamente, era un lugar de reunión de un grupo criminal (el Cártel Nueva Plaza), rival del famoso Cártel de Jalisco Nueva Generación, autor de los hechos. Por eso, tres estudiantes murieron ejecutados y fueron disueltos, un suceso atroz que, sin embargo, parece que no ha sorprendido.

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   Pero la noticia a encolerizado aun más, si cabe, a la sociedad mexicana. Todos ellos están sujetos a acabar como los tres estudiantes, o como los 43 normalistas de Ayotzinapa, o como cualquier alcalde o candidato municipal. Todos pueden ser arrastrados por la guerra que libra el Gobierno de Enrique Peña Nieto contra los cárteles de la droga o, en mayor medidas, la lucha que las mismas bandas luchan por ganar territorio.

   El problema de la violencia en México, que no constituye ninguna novedad respecto a décadas pasadas, se ha intensificado en los últimos años hasta alcanzar una cifra histórica: más de 29.000 personas fueron asesinadas en 2017 --un aumento de la tasa de homicidios a 24 por cada 100.000 personas (25 por ciento anual)-- y en el primer trimestre de 2018 fueron 7.667 los homicidios registrados según Seguridad Nacional de Gobernación (Interior).

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   En el estudio sobre la violencia de México fue notorio el incremento de las muertes violentas durante la llamada 'Guerra contra el narco' ejercida por la Presidencia de Felipe Calderón (2006-2012). Se estima que el sexenio que México fue gobernado por Calderón hubo en torno a 103.000 muertes --22.409 en 2011--, de la misma manera que se intensificaron los índices delictivos, la pobreza, la violencia, la corrupción y los ataques a la población civil.

   Sin embargo, con los datos de estos últimos años los índices de violencia durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto han superado de forma histórica a los de sus predecesores, registrándose un repunte en tiempos de precampaña y campaña electoral. Así, en los últimos 12 años, los Gobiernos de Calderón y de Peña Nieto dejarán más de 200.000 personas asesinadas.

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   ¿Por qué la violencia va en ascenso? La existencia de cárteles de narcotráfico en México representa un problema para el país desde principios de los años 70, cuando se dio un incremento en el consumo de drogas en Estados Unidos procedentes de Colombia y, posteriormente, de México. Fue a partir del año 2000 cuando la violencia empeoró, y lo hizo en especial por el carácter punitivo de la lucha del Gobierno junto con la falta de prevención en el ámbito social y económico.

   El impacto económico que suponen estas muertes es asimismo muy notorio. Solo en el año 2017 se gastaron 4.72 billones de pesos (249.000 millones de dólares), un dato que representa el 21 por ciento del PIB del país, una cifra que es ocho veces mayor que la inversión pública en salud y siete veces mayor que la inversión en educación en 2017, según recoge el 'Índice de paz de México 2018' publicado por el Institute for Economics&Peace.

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   Este mismo informe indica que, en el marco de la seguridad pública y la paz integral, el Estado requiere, por lo menos, de reducir la corrupción y la impunidad; desarrollar capacidad institucional junto con transparencia y rendición de cuentas; proteger a los jóvenes; proteger los espacios públicos; desarrollar confianza al demostrar los avances; hacer frente a la dinámica específica subyacente a la violencia con armas de fuego, el comercio ilegal, la extorsión, el secuestro y las distintas formas de homicidio; y, por último, poner mayor énfasis en los procesos de reforma.

   Sin embargo, ninguno de los candidatos a la Presidencia de México han publicado claras propuestas para hacer frente a la situación. Si bien es cierto que al inicio de la campaña electoral Andrés Manuel López Obrador (AMLO) --favorito en la intención de voto y al frente de la coalición 'Juntos Haremos Historia'-- propuso amnistiar a líderes criminales con tal de pacificar el país, no dejó claro a quién, cómo, cuándo ni de qué manera. Además, la ola de protestas que conllevó el anuncio fue numerosa.

   Por su parte, la organización Semáforo Delictivo presentó una serie de propuestas a los candidatos para construir la paz en el país, entre ellas, la regulación de las drogas, como la marihuana recreativa y el cultivo de la amapola para medicamentos, indica 'Notimex'.

   "La visión de paz debe incluir, entre otras cosas, el fortalecimiento del Estado de derecho, el tomar decisiones por el bien de México y no por los intereses de otros países, entender que es un proceso estructural de largo plazo al que todos los partidos debieran sumarse y al que todos podemos contribuir", ha indicado el presidente de esta organización, Santiago Roel.

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