NUEVA YORK, 13 Mar. (Reuters/EP) -
Un estudio del Banco Mundial demuestra que el aumento de mujeres propietarias de tierras lleva asociado un descenso de los niveles de pobreza, matrimonios forzados y violencia doméstica, así como el desarrollo de la educación infantil.
De hecho, estudios previos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas apuntan que si las propietarias actuales disfrutaran del mismo acceso a los recursos que los hombres, el número de hambrientos en el mundo desdendería en 150 millones de personas.
Los expertos encuentran dos motivos fundamentales. El primero responde a la tradición de las zonas subsaharianas donde las mujeres son las más implicadas en el trabajo de la tierra y la recolección de alimentos --de hecho, forman más de la mitad del total de la fuerza de trabajo-- , por lo que juegan un papel instrumental a la hora de gestionar el uso de los terrenos.
El paso siguiente debería consistir en la legalización de esos conocimientos a través de un contrato de propiedad que proporcione a las mujeres más poder de negociación.
Y, dado que los estudios demuestran que las propietarias suelen ser más ahorradoras que sus contrapartes masculinas, "sus esposos se lo pensarían dos veces antes de golpearlas porque la mujer podría vender las tierras, recoger el dinero y marcharse de casa", explica el economista Klaus Deninger, quien presentará el informe en la conferencia sobre tierra y pobreza que comenzará mañana en Washington.
Allí, los expertos del Banco Mundial y más de 1.400 delegados de ONG, gobiernos y sector privado discutirán cómo incentivar estas ventajas, particularmente en la regiones subsaharianas, donde menos de una de cada cinco mujeres posee terrenos. Más de la mitad del terreno cultivable del mundo todavía está gestionado por la vetusta tradición del género.