QUITO, 18 Abr. (Notimérica) -
Tras el terremoto que azotó este sábado la zona costera de Ecuador, el país sudamericano trata de recuperarse de una catástrofe que, por el momento, ha dejado al menos 272 muertos.
Mientras, más de 2.000 personas están heridas y, aunque el Gobierno no ha querido dar a conocer el número de desaparecidos, sí que ha admitido que existe una lista con dicha información.
"Seguramente, el número (de víctimas mortales) aumentará y posiblemente en forma considerable. Todavía hay muchísimos cadáveres entre los escombros", declaró el mandatario Rafael Correa desde Portoviejo, una de las localidades más afectadas.
A pesar de todo, aseguró que se estaba dando prioridad a la búsqueda de supervivientes. "Hay señales de vida en muchos de los escombros", sostuvo.
Aquellos que pudieron salir con vida de la catástrofe tratan de hallar entre los escombros a sus familiares y amigos, muchos de los cuales se encuentran atrapados en sus viviendas, ya destruidas.
"Son mis primitos, allí adentro. Antes había ruidos, gritos. Queremos encontrarlos ante todo", rogó Isaac, un joven de 18 años del municipio de Pedernales, mientras observaba cómo los bomberos trataban de localizar, sin éxito, a sus seres queridos.
Pedernales, una zona de construcciones rústicas y pequeños hoteles a la vera del mar, es la ciudad más cercana al epicentro. En ella, todas las viviendas que no han sido destruidas han sufrido algún tipo de daño.
"Se veía como se caían las casas, los postes, se fue la luz y todo era devastador. Todas las calles se cuartearon, estaban abiertas las vías, hubo derrumbes", relató a 'Reuters' el profesor de educación física Enner Muñoz, de 40 años.
Con el fin de recibir cadáveres, tratar a los heridos y distribuir agua, alimentos y mantas, en el estado de la ciudad --que no sufrió daños-- se han instalado varias carpas. Allí, la gente deambula con magulladuras y cortes vendados, mientras que los pacientes más graves son trasladados a hospitales.
Entretanto, otros muchos sobrevivientes de las zonas más afectadas han optado por permanecer en las calles, preocupados por las réplicas del terremoto, que ya ascienden a 230.
"Tenemos miedo de estar en la casa, que quedó prácticamente destruida. Hemos sacado algunas cosas básicas", dijo Yamil Farfán, de 47 años, que estaba junto a unas 30 personas en una calle de Portoviejo. "Cuando esto mejore y paren las réplicas veremos si podemos repararla".
ROBOS Y FUGAS
La situación de emergencia ha sido aprovechada por algunos ciudadanos para saquear viviendas e, incluso, huir de prisión.
"Mi casa se me cayó y también me robaron", dijo Consuelo Solano, una artesana de 40 años que trataba de ingresar al coliseo de Pedernales, adonde las autoridades llevaban a los muertos y heridos. "Mi casa se me ha ido pero lo importante es que estamos bien con mi familia".
Según la ministra de Justicia, Ledy Zúñiga, al menos un centenar de presos han escapado del Centro de Rehabilitación Social El Rodeo, el cantón Portoviejo de Manabí, tras el derrumbe de dos muros y de las paredes del pabellón interno.
Por el momento, entre 20 y 30 fugitivos han sido detenidos y algunas personas han regresado de forma voluntaria, de acuerdo con la cadena 'Ecuavisa'.