BUENOS AIRES, 11 Nov. (Notimérica) -
Argentina siempre tendrá el sello de la imagen de Eva Perón. La fuerza y el valor de la que fuera Primera Dama desde 1946 hasta 1952 marcaron un antes y un después en la historia de un país que necesitaba una figura femenina como ejemplo a seguir.
Entre sus logros destaca el impulso del sufragio femenino, un derecho aprobado en 1946 que se llevó a cabo en la reelección de su marido. Fue durante estos comicios cuando protagonizó una de las fotos más tristes y célebres de la historia: Evita, postrada en la cama tras ser operada de un cáncer uterino, emitiendo su voto el 11 de noviembre de 1951, hace justo 65 años.
Era la primera vez que se ponía en práctica la Ley de Enrolamiento Femenino que había sido promulgada en Argentina en 1947. En estos comicios, el número total de mujeres que acudieron a las urnas ascendió casi a los cuatro millones.
Sin embargo, la foto en cuestión va más allá del tardío y deseado voto femenino en el país, ya que presentaba a su figura más carismática enferma del cáncer por el que falleció un año más tarde con tan solo 33 años. Además, también fue primicia el resultado obtenido por el Partido Justicialista de su marido, Juan Domingo Perón, que recibió el 63,4 por ciento de los votos.
Fue la cifra más alta por la que ganó un partido político desde que se determinó el sufragio universal en el año 1947. Perón y el peronismo que había popularizado Evita se encontraban en su máximo apogeo pero la foto también marca, de alguna forma, el inicio del declive del movimiento y del propio general, ya que evidencia el inicio de la agonía de Eva Perón, principal figura del encantamiento social de la que se benefició el presidente para alcanzar tan alta cuota de popularidad y entusiasmo civil. El peronismo y Perón nunca fueron lo mismo sin Evita.
Durante su primera etapa presidencial (1946-1952), Perón sancionó la Constitución de 1949, incorporando los derechos de los trabajadores, la igualdad entre hombres y mujeres y la autonomía universitaria. Sin embargo, la reforma más impactante del escrito fue la eliminación del consejo electoral.
De esta forma, el presidente y el vicepresidente de la nación podían elegirse de forma directa, sin el consejo electoral como intermediario. Además, el mandatario podía reelegirse de manera indefinida.
VOTO Y RENUNCIAMIENTO DE EVITA
A pesar de que en 1951 no estaba claro que Perón volviera a ser reelegido, contó con el apoyo de la Confederación General de Trabajadores (CGT). Esta incluyó a Evita en la fórmula presidencial, como vicepresidenta del país.
La propuesta fue rechazada por la Primera Dama, por lo que cerca de dos millones de personas pidieron que aceptara el cargo. Eva Perón no quería ser obligada a cumplir un cargo que no quería ejercer por lo que, unas horas más tarde, se produjo el 'renunciamiento'.
Desde su residencia oficial anunció su decisión de declinar de manera irreversible la propuesta de los trabajadores para ser vicepresidenta. Esta ya se encontraba enferma, un factor determinante que la hizo decir 'no' al pueblo que tanto había apoyado anteriormente.
A pesar de este episodio --en el que fue reemplazada por Hortensio Quijano-- el pueblo continuó apoyando a su marido, especialmente las mujeres. Del total de ciudadanas inscritas en el censo, votó el 90,32 por ciento, esto es, casi la mitad del padrón.
El rostro y enlace de la Presidencia con las organizaciones obreras también había sido la creadora del Partido Peronista Femenino en 1949, ya que consideraba que el sufragio femenino no garantizaba la posibilidad de elección de una mujer como candidata.
Tenían como ejemplo la Unidad Cívica Radical, el segundo partido del país por aquel entonces, que no contaba con ninguna presencia femenina entre sus filas políticas. Ante estas dificultades, la iniciativa de Evita quedó evidenciada con la elección de 23 diputadas nacionales y seis senadoras nacionales --además de distintas legisladoras provinciales-- en las votaciones de 1951.
CAMBIOS Y DESMEMBRAMIENTO
A partir de la muerte de la Primera Dama el 26 de julio de 1952, comenzó una impactante crisis social en el país a partir de la cual el mandatario tomó determinadas medidas que deterioraron la relación entre el gobierno y la Iglesia católica.
Esta había apoyado el impulso de Perón como presidente, sin embargo, se mostraba en desacuerdo ante el populismo ejercido a través del adoctrinamiento juvenil, ya que se trató de imponer el culto a la personalidad del mandatario y su mujer.
A finales del año 1954 empezaron los fuertes enfrentamientos entre el gobierno y la orden religiosa, que se agravaron con la aprobación por parte del Ejecutivo de la Ley Nº 14.394, cuyo artículo 31 incluía el divorcio. A esto le siguió la eliminación de cualquier motivo religioso en la capital, Buenos Aires, lugar que Perón controlaba de forma directa.
La Navidad bonaerense no tuvo pesebres ni adornos religiosos, además de que las festividades relacionadas con dicha institución fueron eliminadas. También fueron desterrados del país dos autoridades eclesiásticas, el obispo Ramón Novoa y su homólogo, Manuel Tato.
Este último fue desterrado por ser el artífice de la organización de la marcha de Corpus Christi el 11 de junio de 1955 --a pesar de que cualquier demostración religiosa estaba prohibida-- que contó con el apoyo de miles de personas, miembros de la Armada e integrantes de la oposición. Tanto Novoa como Tato regresaron al país tras la instauración de la autodenominada Revolución Libertadora de Eduardo Lonardi.
No obstante, la relación entre Perón y la Iglesia se resintió tanto que este fue excomulgado. Mientras tanto, los grupos opositores al mandatario habían organizado los denominados 'comandos civiles', actos terroristas que iniciaron un intento de golpe de Estado con el Bombardeo de la Plaza de Mayo. Este acontecimiento se saldó con más de 360 muertos y centenares de heridos.
Para evitar una guerra civil, Perón dio por concluida la 'revolución peronista' y llamó a la pacificación para establecer un diálogo con los opositores. Arturo Frondizi, de Unión Cívica Radical (UCR), aceptó las condiciones del mandatario a cambio de que este valorase la creación de un plan concreto en el que se incluyera la industrialización del país y el restablecimiento de las garantías constitucionales.
A partir del asesinato de Juan Ingalinella, miembro del Partido Comunista, cambió el rumbo de la inestable situación gubernamental. Se llevó a cabo el famoso discurso del 'Cinco por Uno' en el que Perón habló por última vez desde el balcón de la Casa Rosada. Ocurrió 16 días antes del estallido de la Revolución Libertadora que le llevó a estar 18 años en exilio político.