SAN SALVADOR, 13 Feb. (Notimérica) -
Después de 16 años, El Salvador recuerda este lunes el terremoto que sufrió el país centroamericano el 13 de febrero de 2001. En tan solo 20 segundos este seísmo de magnitud 6,6 en la escala sismológica de Richter y de una profundidad de 13 kilómetros con epicentro en el municipio de San Pedro Nonualco acabó con la vida de 315 personas.
Hubo un total de 3.399 heridos, además de más de 250.000 damnificados y 37 desaparecidos. En cuanto a las pérdidas materiales, estas se contabilizaron en más de 57.000 viviendas destruidas, 82 edificios públicos, 111 escuelas y 41 hospitales.
Lo sorprendente fue que, tan solo un mes antes, El Salvador ya había sufrido otro terremoto, todavía más fuerte, de una magnitud de 7,6. El temblor, que tuvo lugar en las costas salvadoreñas, provocó 944 muertes, 193 soterrados, 125 desaparecidos, más de 5.500 heridos y más de un millón de damnificados.
Afectó a 172 municipios de los 262 que tiene el país, entre los cuáles Santa Ana, Jayaque, Comasgua, Nueva San Salvador, San Vicente y San Agustín fueron los más dañados, siendo el seísmo que más fuerte ha azotado al país después del ocurrido el 10 de octubre de 1986.
La sacudida, equivalente a una detonación de 160 millones de toneladas de dinamita, fue causada por el proceso de acomodación de las placas tectónicas Cocos y Caribe, un fenómeno llamado 'subducción'. El epicentro se localizó en el océano Pacífico, a 100 kilómetros de la ciudad de San Miguel, a una profundidad de aproximadamente 39 kilómetros.
Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el total de daños materiales estuvo valorado en 1.255,4 millones de dólares, de los cuales 823 fueron dirigidos al sector privado.
La cifra de fallecidos entre ambos terremotos ascendió a más de 1.000 personas y en el plano económico el país sufrió pérdidas estimadas en 1.603,8 millones de dólares.
El Salvador se encuentra en una región de intensa actividad sísmica, generada por el proceso de subducción de la placa Cocos bajo la del Caribe y por la activación de las fallas geológicas, tanto locales como de los países vecinos Guatemala y Honduras.
Esto ha llevado al país centroamericano a permanecer constantemente vigilado con el propósito de interpretar el mecanismo de generación de la actividad sísmica y así poder mitigar los efectos causados por esta.
Tras ambos terremotos, la ayuda humanitaria comenzó a llegar en el que probablemente fuera el peor año en cuanto a movimientos sísmicos para El Salvador. Estas son algunas de las imágenes, que 16 años después, recuerdan estos terribles sucesos.