BUENOS AIRES, 12 Ago. (Notimérica) -
Uno de los símbolos de la historia de la independencia iberoamericana fue el sable que usó el general José de San Martín durante sus campañas en el continente. Esta reliquia histórica fue robada en 1963 por un grupo de jóvenes argentinos para reavivar el movimiento peronista en el país.
El arma tuvo varios dueños desde la muerte de San Martín. Pasó por las manos del gobernador argentino Juan Manuel de Rosas y Juan Nepumoceno Terrero, amigo del gobernador. Al final la espada regresó a la familia Rosas y fue guardada por sus vástagos. Manuelita Rosas --hija del gobernador argentino-- , por petición del director del Museo Histórico Nacional de Argentina, donó el sable en 1896.
El alfanje quedó depositado en el museo hasta que el 12 de agosto de 1963, hace hoy 54 años, fue robado por un misterioso grupo. Aquel día tras el cierre del museo, un coche se detuvo en la entrada principal. Del vehículo se bajó un joven que preguntó por el director. El guardia le contestó que solo estaba él. Tras oír aquella respuesta, el muchacho le apuntó con una pistola y le explicó que él y sus cinco amigos se llevarían el sable del Libertador.
Los muchachos entraron en la cámara en la que estaba el arma y se la llevaron. Con el botín en sus manos huyeron del lugar y dejaron una nota. En el papel el grupo indicó que pertenecían a la Juventud Peronista y que cuidarían del sable 'como si fuera el corazón de nuestras madres'. El objetivo del robo era reavivar al movimiento peronista --debilitado en los últimos años-- y ridiculizar al gobierno del momento.
El golpe fue planeado por Osvaldo Agosto, Alcides Bonaldi, Manuel Gallardo, Juan José Valle y Emilio, un enigmático joven que no nunca dio su apellido. Se le encargó a Aníbal Demarco --otro militante peronista-- la custodia de la reliquia, que fue guardada en una estancia cerca de Mar de Plata. Allí permaneció hasta que tras la captura y tortura de Agosto, Demarco --junto con el militante Adolfo Phillipeaux-- decidieron entregar la reliquia.
El 28 de agosto de ese mismo año el corvo de San Martín regresó al museo. Sin embargo, volvió a ser robado en 1965 por otro grupo de peronistas. Fue recuperado al año siguiente y por orden del general Onganía --presidente de facto-- se envió el objeto al Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín para que lo custodiaran. En 2015 la expresidenta Cristina Kirchner aprobó una ley para devolver el sable al Museo Histórico Nacional, donde se exhibe actualmente... una réplica.