BRASILIA, 11 Feb. (Notimérica) -
Es la cuenca hidrográfica más amplia del mundo, sus senderos cruzan la mayoría de países de América del Sur. En 1541 Francisco de Orellana realizó el primer descenso por sus aguas, inició su expedición en la ciudad de Guayaquil y luego de diversos contratiempos, enfermedades y combates con tribus belicosas que vivían a las riveras del río, llegó a la isla de Cubagua, actual Venezuela.
En su búsqueda por la preciada canela, el mítico 'El Dorado' y la formación de un nuevo virreinato, Gonzalo de Pizarro organizó una expedición en su calidad de gobernador de Quito. El español partió con un ejercito de 170 soldados y 3.000 indios para salir de Ecuador en la navidad de 1540 .
En el pueblo de Motín se reunió con Francisco de Orellana, con el que se enfrentaría a condiciones desfavorables hasta encontrarse con el inmenso río. En un tramo del Amazonas, conocido como río Coca, Pizarro y Orellana se separaron para buscar comida y apoyo. El 11 de febrero de 1542 ambos expedicionarios se encontraron con las riveras del inmenso Amazonas al que bautizaron entonces como 'Río Grande'.
Orellana descendió por el río perdiendo con ello contacto con Pizarro. En la empresa murieron centenares de soldados e indios bajo las inclemencias del tiempo y las enfermedades del trópico. Sin embargo el español continuó navegando río abajo y al cabo de siete meses, 4.800 kilómetros y dos embarcaciones, llegó al océano Atlántico.
Durante la expedición Francisco de Orellana tuvo que luchar contra indígenas que residían en las riveras del río. En los diarios de viaje relatan la batalla particular contra mujeres a las que denominaron 'amazonas', por su similitud en características con las guerreras de la mitología clásica griega y a las cuales el río debe su nombre actual.
Según los diarios de viaje de Orellana, el 24 de junio de 1542 su embarcación fue atacada por 'feroces mujeres guerreras' de piel blanca. Peleaban delante de todos los indios como capitanas de batalla, desnudas y armadas con flechas y arcos. Según los indígenas entrevistados por el Padre Carvajal en aquella época, las mujeres vivían en una comunidad cerrada.
Las amazonas de los relatos de Orellana se embarazaban utilizando hombres que secuestraban de otras comunidades y al dar a luz a niños eran desterrados del asentamiento hacia los poblados de los hombres. Las niñas eran criadas en las artes de la guerra y la defensa de sus tierras. Sin embargo historiadores iberoamericanos coinciden que las guerreras de las que hablan los diarios de viaje del Amazonas no son más que indígenas varones de cabello largo.