CIUDAD DE MÉXICO, 21 sep (Reuters/Notimérica)-
Decenas de socorristas y rescatistas --profesionales y voluntarios-- trabajaban incansablemente este miércoles para rescatar a una niña de entre las ruinas de una escuela que se desplomó por el devastador sismo que sacudió México y que ha dejado más de 200 muertos y decenas de edificios destruidos.
Conforme pasaban las horas crecía la expectativa y la incertidumbre sobre si la niña podría ser liberada, al mismo tiempo que algunos medios de comunicación locales anuciaba que habría otro menor vivo entre esos mismos escombros.
Mientras algunos rescatistas pedían silencio para escuchar si ella hacía ruidos desde las entrañas del derruido edificio --mediante el gesto de puños en alto, símbolo establacido para estos momentos--, otros socorristas arriesgaban su vida arrastrándose entre los vestigios de la escuela, soportados precariamente sobre pilotes de madera.
Un perro rescatista entró en varias ocasiones por los huecos de la estructura, donde también se introdujo una manguera para hidratar a la pequeña, que llevaba más de 28 horas atrapada en el colegio Enrique Rébsamen, en el sur de la Ciudad de México, donde más de un centenar de personas ha muerto.
Según la cadena 'Televisa', los padres de la niña estaban a pocos metros de los rescatistas. En esa escuela fueron rescatados el martes 11 menores y se recuperaron más de una treintena cadáveres entre niños y adultos.
Algunos voluntarios expresaron su frustración por la desorganización entre los servicios de emergencia militares y civiles, que competían por liderar las labores tras el sismo de magnitud 7.1 que sembró de destrucción varias ciudades del país.
"Sí hubo descoordinación al principio, pero lo que pasa es que en realidad ninguna sociedad está preparada para un evento así", indicaba el encargado de coordinar una de las brigadas del prestigioso grupo de rescate 'Topos', Alejandro Mendez, poco antes de ingresar a una zona colapsada para recuperar dos cuerpos.
En varias áreas, maquinaria pesada ya hacía labores de limpieza, pero la Ciudad de México --habitualmente congestionada y bulliciosa-- no mostraba mucho movimiento. Entonces, poco más de 50 personas habían sido rescatadas en la capital, según autoridades.
En una gran demostración de solidaridad, miles de ciudadanos participaban en los rescates como voluntarios, coordinaban ayuda y salían a comprar víveres, medicinas y herramientas a supermercados para donar a los afectados por el sismo. Miles de socorristas seguían removiendo enormes escombros con sus propias manos en búsqueda de sobrevivientes en al menos cuatro puntos de la ciudad.
En los barrios de moda Condesa y Roma de la capital había riesgo de que al menos dos grandes edificios, uno de ellos lastimado por el mortífero sismo del 19 de septiembre de 1985, pudiera desplomarse y las autoridades pedían no acercarse.
MÉXICO DE LUTO
Por otro lado, en una pequeña localidad en el estado Puebla, al sur de la capital y más cerca del epicentro, a las afueras de una iglesia eran veladas algunas de las 11 personas que fallecieron dentro del recinto el martes. Había al menos cuatro féretros, uno de ellos de un menor.
El gobernador de la entidad, Antonio Gali, dijo que unas 1,700 edificaciones fueron afectadas o colapsadas, así como el Gobierno decretó tres días de duelo.
"Este sismo es una nueva prueba y muy dolorosa para nuestro país, los mexicanos hemos tenido experiencias difíciles a consecuencia de otros temblores en el pasado y hemos aprendido a responder a estos episodios con entrega y espíritu de solidaridad", dijo Peña Nieto cerca de la medianoche del martes.
Los Gobiernos de varios países, así como organizaciones internacionales como la Organización de Naciones Unidas, se solidarizaron con México y algunos ofrecieron incluso equipo y maquinaria de rescate. Desde Europa, España ya ha enviado equipos humanos de rescate para participar en las labores de búsqueda y recuperación.
En la población de Jojutla, en el estado Morelos donde murieron al menos 55 personas, también comenzaron las honras fúnebres, mientras socorristas seguían removiendo escombros de humildes viviendas. Morelos sufrió el mayor número de decesos tras Ciudad de México. Osorio dijo, durante una gira por la región, que hay calles con muchas casas derrumbadas y múltiples daños.
En algunos poblados más alejados de los centros urbanos la ayuda comenzaba a llegar pero con más lentitud ante la dispersión de los daños acarreados por el sismo y los problemas con algunos servicios, como la electricidad.
Decenas de estructuras, entre edificios de departamentos y oficinas, iglesias y colegios, colapsaron o resultaron seriamente dañados, al igual que algunos tramos carreteros. Las clases fueron suspendidas en cerca de una decena de estados mientras se revisaba la integridad de las escuelas.
En el Vaticano, el Papa Francisco manifestó su conmoción y llamó a los fieles a orar por México. "Elevemos todos juntos nuestra plegaria a Dios para que acoja en su seno a los que han perdido la vida y conforte a los heridos, sus familiares y a todos los damnificados", dijo el pontífice. "Que nuestra Madre la Virgen de Guadalupe con mucha ternura esté cerca de la querida nación mexicana".
En medio de la tragedia, la bolsa mexicana y el peso operaban con normalidad y la petrolera estatal Pemex dijo que tras una revisión exhaustiva no registró daños de importancia en sus instalaciones y que garantizaba el suministro de gasolina y diesel.