BUENOS AIRES, 3 Ene. (Notimérica) -
Nahir Galarza, la joven argentina de 19 años que mató a su pareja el pasado 29 de diciembre, fue trasladada a prisión este martes, donde permanece a la espera de juicio.
Tras varios exámenes médicos en el Hospital Centenario, donde permanecía ingresada tras confesar que fue ella quien disparó dos veces al chico, los psiquiatras determinaron que Galarza estaba "estabilizada" emocionalmente.
Según informa 'Clarín', la chica se sometió durante la mañana de este lunes a diferentes controles cuyos resultados fueron positivos, motivo por el que fue dada de alta por el centro médico y el Juzgado de Garantías la envió a la Comisaría de la Mujer, el Menor y la Familia de Gualeguaychú, en Entre Ríos.
Cientos de personas se congregaron en las puertas de los Tribunales locales para pedir justicia por el fallecido bajo el lema 'Ni uno menos'. Entre ellas se encontraban familiares de Fernando, como su padre, quien declaró ante los medios que espera "que esta asesina esté lo antes posible en una celda y no en la cama de un hospital".
"Por la manera en que esta persona lo asesinó y por los golpes que le dio durante años no se puede creer que aún siga detenida en el hospital, supuestamente en un estado de shock que no tuvo cuando le pegó los dos tiros, cuando se bañó, cuando se acostó y cuando se puso a postear en las redes sociales", agregó.
"PARA SIEMPRE"
Nahir Galarza y Fernando Pastorizzo pasaron juntos la noche del jueves. Al salir a pasear con la moto de él, la joven le disparó en dos ocasiones, llegando una de estas balas al corazón del chico.
A primera hora de la mañana, vecinos de la zona encontraron a Fernando agonizando en el suelo junto a la moto y los dos cascos pero los médicos no pudieron hacer nada por su vida al llegar al lugar.
Galarza fue a su casa, guardó el arma con el que había matado a su novio y, después de dormir unas horas, publicó una foto con el mensaje "Cinco años juntos, peleando, yendo y viniendo pero siempre con el mismo amor. Te amo para siempre mi ángel".
El calibre de las balas utilizadas por los agentes de Policía, de 9 mm, corresponde con las balas que asesinaron a Fernando, de 21, por lo que los fiscales del caso apuntaron directamente al padre de la chica como principal sospechoso.
Al ser citada a declarar, Galarza confesó haber robado el arma reglamentaria de su padre y haber asesinado a su novio, quedando en estado de shock, por lo que fue enviada al hospital para someterse a exámenes psiquiátricos a petición de la propia paciente.
La joven podría ser juzgada por "homicidio doblemente agravado", por el vínculo con la víctima y la pertenencia de la pistola. Si así fuera, sería condenada a cadena perpetua, una pena muy diferente a la recibida por "homicidio simple", de entre ocho a 25 años.