Publicado 17/02/2025 12:53

Perú.- La UMH revela que el ecosistema del volcán Pichu Pichu de Perú es más difícil de regenerar tras el incendio de 2018

El ecosistema del Pichu Pichu, en los Andes peruanos, es más difícil de regenerar tras el incendio de 2018, según la UMH.
El ecosistema del Pichu Pichu, en los Andes peruanos, es más difícil de regenerar tras el incendio de 2018, según la UMH. - UNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ

ALICANTE 17 Feb. (EUROPA PRESS) -

El ecosistema del volcán Pichu Pichu, una zona de alto valor ecológico en los Andes peruanos, es más difícil de regenerar después del incendio que sufrió en septiembre de 2018, según se desprende de un estudio en el que han participado investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH).

Un equipo de profesionales ha recogido y analizado muestras de suelo de la zona incendiada --a 3.700 metros de altitud-- en este punto, que constituye uno de los lugares "más áridos" del planeta. El objetivo es comprender cómo estos frágiles ecosistemas responden a la perturbación ante las llamas.

Los resultados, publicados en la revista 'Spanish Journal of Soil Science', indican que, cuatro años después del incendio, la combustión de vegetación y suelo, además de la erosión, han causado una "grave pérdida de carbono orgánico, un elemento esencial para la fertilidad del suelo", según ha señalado la institución académica en un comunicado.

El catedrático de la UMH Jorge Mataix Solera, experto en edafología con más de treinta años de experiencia en la recuperación de suelos quemados, ha advertido de que los Andes peruanos "no están preparados para los incendios".

Mataix recalca que, aunque el fuego es una fuerza ecológica natural, sus efectos pueden variar mucho dependiendo del ecosistema. Según se desprende del análisis realizado, el suelo del Pichu Pichu se ha degradado física y químicamente tras el incendio, "por lo que la regeneración del ecosistema será más difícil".

Asimismo, la erosión producida tras el incendio ha desencadenado más procesos de degradación y ha reducido, por ejemplo, el contenido de arcilla, lo que debilita aún más la estructura del suelo.

TENDENCIA NATURAL A REPELER EL AGUA

Uno de los problemas detectados en estos suelos áridos es su tendencia natural a repeler el agua, debido al tipo de materia orgánica, que, junto con su alto contenido de arena, constituye un fenómeno que persiste tras el incendio.

Sin vegetación para retener la humedad y la repelencia al agua, esta se desliza en la superficie en lugar de infiltrarse, lo que acelera la erosión del suelo.

En este sentido, la investigadora de la UMH Minerva García Carmona ha explicado que mientras que los suelos bien estructurados y evolucionados --como los mediterráneos-- poseen una elevada capacidad de retención hídrica, los suelos volcánicos andinos --muy jóvenes y arenosos-- tras la pérdida de materia orgánica en el incendio reducen su capacidad de retener agua.

"Por eso es tan importante conocer las consecuencias del fuego en este tipo de suelos jóvenes y frágiles y un factor determinante es cómo influyen las plantas en el suelo, que son las que conforman el material combustible en el incendio", ha detallado García.

El estudio se ha centrado en dos especies nativas con un papel "clave" en el ecosistema: 'Berberis lutea', conocida como palo amarillo del Perú, y 'Parastrephia quadrangularis', llamada tola.

Los investigadores han analizado si el fuego había afectado de manera diferente a los suelos según la vegetación predominante y han descubierto que la degradación fue "más severa" en las zonas dominadas por el palo amarillo.

"Es una planta más grande, con mayor biomasa, lo que seguramente intensificó los efectos de la combustión en el suelo", ha aclarado García.

La UMH ha resaltado que su equipo investigador "conoce bien las consecuencias de un incendio en los bosques mediterráneos, más resilientes al fuego por su evolución histórica" y ante lo que se han desarrollado "múltiples estrategias de resistencia y resiliencia".

Ahora, estos descubrimientos en el volcán Pichu Pichu "reafirman la evidencia de que los suelos volcánicos de la región de Arequipa, que de forma natural retienen menos agua, se pueden ver particularmente degradados con la presencia de incendios, lo que acrecenta su vulnerabilidad a esta perturbación".

"DESIERTO FRÍO"

El Pichu Pichu se encuentra en la zona volcánica central de los andes. Los investigadores de la UMH recogieron muestras de suelo a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar, donde las precipitaciones, de apenas 385 litros por metro cuadrado (l/m2) anuales, se concentran en tres o cuatro meses del año.

De esta manera, la región de Arequipa se considera un "desierto frío", pues las temperaturas van de los cuatro a los 18 grados centígrados y la vegetación se compone principalmente de matorral muy adaptado a la sequía extrema.

Debido a las escasas precipitaciones, el cinturón volcánico de los Andes es una fuente de agua "crucial" para las áreas adyacentes. "Si bien Pichu Pichu está dominado por matorral, las faldas de la montaña están también cubiertas a una cierta altitud de bosque y albergan una gran diversidad de especies animales y vegetales", señala el profesor de la UMH.

A las faldas del volcán, se encuentran los bosques de queñuales --Polylepis--, cuyas especies endémicas del Perú se encuentran en peligro de extinción.

El investigador de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA) Lunsden Coaguila ha indicado que "no es fácil tomar muestras de suelo a tanta altitud".

Para el estudio, realizado en colaboración con esta institución académica, ha sido "crucial" la ayuda de la Comunidad Campesina Polobaya y la de la Comunidad Campesina Pocsi, "que han permitido el acceso a las áreas de toma de muestras". También se ha contado con el respaldo del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Arequipa.

En Perú, la mayor parte de los incendios se producen de julio a octubre. El proyecto de vigilancia por satélite Queimadas registró un máximo histórico de 7.037 focos en septiembre de 2024.

"En una región como Arequipa, situada en una zona desértica, comprender el papel de los suelos bajo nuevos regímenes de incendios es esencial para evaluar la resiliencia de estos ecosistemas frente al cambio climático", afirma el investigador de la UMH.

Así, Mataix opina que, cuanto más se sepa al respecto, más se podrá ayudar a diseñar estrategias de prevención y tratamiento postincendio que puedan "mitigar los efectos del aumento de las temperaturas y de la sequía intensificada", algo "tan necesario en Perú como en España".

"Aunque el fuego es un fenómeno natural, la crisis climática está exacerbando estos fenómenos y debemos hacer todo lo posible para adaptar los ecosistemas a las nuevas circunstancias y hacerlos más resilientes", ha concluido el experto.

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