CIUDAD DEL MÉXICO, 23 Mar. (Notimérica) -
Con motivo del Día Meteorológico Mundial, celebrado hoy, 23 de marzo, en Notimérica hemos querido recordar las peores catástrofes naturales que ha padecido México hasta la fecha. Gritos de desesperación, movilizaciones policiales y la solidaridad de los vecinos son, después del caos, lo único que le queda al país conocido por sus paradisíacas costas, sus selvas tropicales y sus asombrosos volcanes.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tres de cada cinco ciudades de todo el mundo están condenadas a sufrir un desastre natural. En total, 1.400 millones de personas (lo que supone un tercio de la población urbana mundial) están en riesgo de padecer las consecuencias de ciclones, inundaciones, sequías, terremotos, erupciones volcánicas y otros desastres naturales.
Aunque el Centro Nacional de Prevención de Desastres, el Servicio Sismológico Nacional, el Laboratorio de Observación de la Tierra y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, todos ellos servicios mexicanos, monitorizan las 24 horas el panorama mexicano disponible en la página web gubernamental, éstos no han podido evitar los desastres naturales que ha padecido México durante las últimas décadas y por eso, la Repúblcia se encuentra entre los 10 países con más pérdidas acumuladas en términos absolutos fruto de estas hecatombes, según la propia ONU.
ERUPCIÓN DEL PARICUTÍN
El Paricutín, un volcán situado al suroeste de México, en el estado de Michoacán, es el cráter más joven del planeta y es que los habitantes de la zona sintieron cómo el 20 de febrero de 1943 sonaron inéditos estruendos y alarmantes ruidos subterráneos acompañados de fuertes temblores.
9 años después de que las piedras volasen y de que la actividad del volcán no cesase, las lenguas de fuego, las humaredas y la polvareda se apoderaron de las casas de los vecinos que vivían al pie del volcán dejando alrededor de 1.000 cadáveres y sepultando los poblados de Paricutín y San Juan Parangaricutiro.
Los curiosos que ahora visitan la región de San Juan Parangaricutiro solo pueden disipar, a lo lejos, la alta torre de la iglesia entre ruinas y lava, que se encuentra inmersa en un paisaje que ahora forma parte de las consecuencias de la erupción.
HURACÁN MÉXICO
El desastre conocido como Huracán México, ocurrido en octubre de 1959, fue un devastador ciclón tropical que afectó a la costa del Pacífico y dejó más de 2.000 muertos a su paso, posicionándose como el huracán más mortal en este océano.
El cataclismo comenzó el 23 de octubre aunque no fue hasta el 25 de ese mismo mes cuando el ciclón llegó a su punto álgido alcanzando la categoría 5 en la Escala de Huracanes de Saffir-Simpson, el valor máximo.
Las secuelas perduran hoy en día ya que muchas son las personas que perdieron a sus familiares cuando el pueblo de Minatitlán, en el estado costero de Colima, quedó completamente sepultado y con él más de la mitad de su población.
TERREMOTO DEL 85
Los habitantes de Ciudad de México nunca podrán olvidar lo que ocurrió el 19 de septiembre de 1985 cuando un movimiento telúrico sacudió la ciudad. El sismo, que tuvo una intensidad de 8,1 grados de magnitud en la escala de Ritcher, comenzó a las siete de la mañana y duró solamente dos minutos, suficientes para devastar los edificios que un día se alzaron hasta tocar el cielo.
Su epicentro, que se calcula que se encontraba a 15 kilómetros de profundidad en el Océano Pacífico mexicano, liberó una energía equivalente a la de 30 bombas atómicas como la que destruyó Hiroshima, dejando más de 10.000 muertos, según estudios actuales aunque, las cifras oficiales de la época, hablan únicamente de 3.629 víctimas mortales.
Ante los cortes eléctricos y los daños sufridos en Televicentro, la radio se convirtió en el medio más eficiente para mantener a la población informada. Entre la alarma y la desesperación, algunos diarios internacionales llegaron a afirmar que la Ciudad de México había desaparecido ya que los daños destruyeron más de 516.000 metros cuadrados urbanos.
INUNDACIONES EN TABASCO
Los daños que dejaron las inundaciones ocurridas en los estados de Tabasco y Chiapas, al sur de Veracruz, el pasado 2007, fueron comparados con las consecuencias del huracán Katrina en Estados Unidos por las autoridades del Estado y es que, el agua alcanzó los tres metros en las regiones con chabolas y colonias marginadas donde los servicios de rescate fueron incapaces de llegar.
Aunque el rescate de personas finalizó el 27 de noviembre de ese mismo año, las inundaciones que invadieron el 80% del territorio de ambos estados no culminó hasta el 15 de diciembre, afectando a más de 150.000 tabasqueños. Sin embargo, los informes oficiales sobre víctimas mortales son contradictorios al no haberse encontrado, a día de hoy, los cuerpos de los calificados en condición de desaparecidos.
También hubo cuantiosas pérdidas materiales ya que los estados fronterizos de Tabasco y Chiapas se convirtieron, durante meses, en lagunas, según el diario El Universal y los perjuicios alcanzaron los 700 millones de dólares.
TERREMOTOS DE 2017
Hace casi dos años, el 7 de septiembre de 2017, un terremoto de 8,2 en la escala sismológica (Mw) sacudió el estado mexicano de Chiapas, al suroeste del país, siendo el sismo más fuerte registrado en la zona desde el terremoto de Jalisco y Colima en 1932.
En total, 102 personas perdieron la vida y alrededor de 900 resultaron heridas. Posteriormente se registraron hasta 9.945 réplicas, aunque el episodio más grave ocurrió tan solo 12 días después cuando, el 19 de septiembre, el estado de Puebla, al sur de Ciudad de México, tembló con una magnitud de 7,1 Mw.
Durante los tres minutos de duración del temblor y sus consecuencias posteriores, se registraron 370 muertos y 7.289 heridos, siendo una de las catástrofes más graves que ha vivido México hasta la fecha. Además, el día en el que se produjo el sismo coincidió con la fecha del temblor ocurrido en 1985.
La mayoría de víctimas se concentraron en Ciudad de México debido a la densidad de su población y a la estructura del subsuelo que amplifica las ondas sísmicas ya que la ciudad se encuentra sobre un suelo fangoso que antes era el lago de Texcoco.
Por primera vez desde la instalación de la alerta sísmica en Ciudad de México, ésta no sonó momentos antes para prevenir a la población sino que se puso en marcha pasados 11 segundos desde el inicio del terremoto, lo que impidió y dificultó gravemente la evacuación.