QUITO, 19 Abr. (Notimérica) -
El terremoto de Ecuador ha dejado ya numerosas víctimas mortales --413 es la última cifra oficial-- y cuantiosas pérdidas que, en total y de acuerdo al presidente, Rafael Correa, suman unos 3.000 millones de dólares.
Todo el país llora la tragedia. Pero hay una localidad en concreto que se ha visto duramente castigada: Pedernales, un cantón de atractivo turístico en la provincia de Manabí. Su cercanía al epicentro del seísmo ha hecho que las consecuencias allí sean devastadoras.
En una localidad de poco más de 55.000 habitantes, ya se han declarado 147 muertes. El propio Correa admite que "la tragedia es muy grande" y que "hay todavía muchísimos cadáveres entre los escombros".
La mayoría de sus edificios de este enclave turístico quedaron totalmente destruidos. Las aceras, los parques o los coches hacen las labores de cama para los afectados ante el temor de que un nuevo techo se derrumbe.
Unos 22 hoteles han quedado devastados. Por ejemplo, en el Hotel Royal se encontraban alojadas entre 80 y 100 personas y los equipos de rescate dan pocas posibilidades de que se encuentren sobrevivientes.
El sonido de las maquinarias levantando escombros es constante en Pedernales, al igual que la sirena de las ambulancias que una tras otra salen del pueblo llevando heridos.
La magnitud de la tragedia es tal que, según afirma el alcalde, Gabriel Alcívar, para el diario 'El Comercio', en el cementerio ya no hay más espacio.
Florencio Delgado, profesor de Arqueología de la Universidad San Francisco de Quito, le cuenta a BBC Mundo lo que vio al pasar por Pedernales: "Es desolador, la mayoría de las casas están caídas, entre un 70% y un 80%, y las que no están caídas, si hay réplicas fuertes, se derrumbarán".
"No hay agua, no tienen que comer, la gente está desesperada", añade. De acuerdo a la agencia 'Andes', en Santo Domingo, a unos 120 kilómetros de Pedernales, se ha establecido un centro de distribución de suministros y ayuda.