MADRID, 29 Ene. (Notimérica) -
La comuna de Parral, en la región chilena del Maule, se convirtió en uno de los centros de experimentación y tortura en tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. Un grupo de inmigrantes alemanes nazis encabezados por un enfermero llamado Paul Schäfer decidió crear 'Colonia Dignidad' en 1961, con el objetivo de aparentar una misión de caridad.
Pero su fundador mostraba un doble perfil: un vértice benévolo y salvador hacia el exterior y otro perverso y manipulador de puertas para adentro. Así lo definieron algunos de los primeros individuos en fugarse de aquel recinto, a pesar de que la intención de Schäfer era presentarse al mundo como un ser esencial para la comuna.
Cerca de 16.000 hectáreas rodeadas de dos metros de alambrada eran motivo suficiente para no intentar huir de aquel lugar. Durante el período que estuvo en activo esta finca de los horrores --desde 1961 hasta 2005-- no lograron escaparse más de cinco personas.
Basta con repasar la vida personal y profesional de Schäfer para entender su intención en Colonia Dignidad: formó parte de las Juventudes Hitlerianas y, tras la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial, fue acusado de abusos a menores en el centro social que había creado.
Tras ser despedido, viajó por Renania como predicador laico y pronto se convirtió en la mayor influencia de las organizaciones cristianas y apostólicas. En el pueblo de Lohman, situado en Alemania, creó la 'Misión Privada Social', en la que participaban personas en exclusión social.
En esta secta, muy similar a su sucesora chilena, se daban duros trabajos agrícolas sin ningún tipo de remuneración. Además, la mayoría de integrantes eran menores marginales o huérfanos.
Como volvieron a surgir diferentes denuncias por abusos sexuales y pederastia, Schäfer se trasladó junto a sus sumisos seguidores a Chile en 1961 y compró un territorio para trasladar su Misión Privada Social. Lo hizo con otro nombre que no era el suyo real para evitar persecuciones por parte de las autoridades alemanas.
Una vez llegaron allí los más de 200 individuos de la organización, comenzaron a grabarse y a difundirse distintos vídeos en los que aparecían los niños felices y sanos, realizando fiestas y diversas tareas agrícolas sin ningún tipo de sometimiento.
Sin embargo, las acusaciones de diversos miembros de la comuna que lograron huir, como Wolfgang Muller y Heinz Kuhn --que destacaron los múltiples casos de tortura y abuso que se daban en Colonia Dignidad-- , chafó por completo la intención propagandística del predicador, que cada vez recibía más acusaciones y presiones por parte de su país natal.
Colonia Dignidad era un centro acorazado y hermético que ni siquiera llegó a inmutarse cuando finalizó el régimen de Pinochet. Tras 17 años de dictadura, el país llegó a la democracia pero el autoritarismo de Schäfer siguió adelante hasta principios del año 2000.
Muchos habitantes del país llegaron a considerar que se trataba de un enclave nazi completamente aislado de la nación chilena, ya que contaba con el apoyo de la derecha más radical y del ejército aliado. Tampoco había forma de acceder a ninguna clase de información y cada vez parecía más difícil poder derrocar al 'profeta' alemán.
EL HORROR DE LA IGNORANCIA
La colonia creció como un estado autónomo y autárquico bajo la mano de hierro de un hombre que controlaba absolutamente todo. Para sus seguidores, Schäfer era un personaje misterioso e inspirador, por lo que nunca se buscó justificación para los abusos sexuales en los que era el principal protagonista.
Los niños fueron los más afectados. Tenían que trabajar los siete días a la semana, de lunes a lunes y de sol a sol. El descanso no existía y la inocencia se transformaba en una madurez obligada. No había tiempo para el cariño o la meditación, como tampoco había posibilidades de conocer el mundo exterior.
Los menores recibían peor trato que los adultos. Existen casos de niños huérfanos o separados de sus padres que no conocieron otra forma de vida hasta los 20 años, sufriendo constantes palizas y vejaciones a lo largo de sus interminables días.
No obstante, los mayores también se vieron sumidos en un profundo desconocimiento de la sexualidad debido a su carácter cristiano. El coito estaba prohibido y se relacionaba con el diablo. En las escuelas no había educación de este tipo y la mayoría de las materias impartidas estaban relacionadas con el lenguaje y la ciencia.
Se dieron casos de personas que no entendían el sentido de la virginidad ni sabían cómo podían procrear. Pensaban que los bebés venían por ciencia divina y no fue hasta el fin de Colonia Dignidad cuando descubrieron la realidad.
La ignorancia llegó a límites insospechados. Las familias, divididas, convivían creyendo que no les unía ningún tipo de relación paterno-filial a pesar de ser hermanos o madres e hijos.
Además, las torturas físicas venían acompañadas por distintos tratamientos experimentales como el electroshock y las esterilizaciones. Los médicos y enfermeros dedicados a dichas tareas alegaban que los niños estaban poseídos, con el fin de justificar la violencia y crueldad a la que éstos eran sometidos.
CAPTURA Y DECESO
Las continuas presiones por parte de las autoridades chilenas para intervenir en el centro de tortura --junto con los testimonios de 26 niños que fueron objeto de abusos sexuales-- hicieron que Schäfer desapareciera a mediados de 1997.
La Policía de Investigaciones de Chile (PDI) y la Policía Federal Argentina (PFA) rastrearon sin descanso el paradero del prófugo pero no fue hasta el 10 de marzo de 2005 cuando lograron dar con Schäfer, que se encontraba en la localidad de Las Acacias, muy cerca de Buenos Aires.
El criminal fue trasladado a Chile para ser enjuiciado, donde se le acusó de distintas desapariciones y múltiples violaciones a los derechos humanos. No obstante, otros países como Francia y Alemania solicitaron su propio juicio por los abusos que éste había cometido antes de trasladarse al país sudamericano.
También recibió condena por posesión de armas, contrabando y homicidios. En última instancia, Schäfer fue condenado a cadena perpetua por un Tribunal chileno y falleció a la edad de 88 años en la expenitenciaría de Santiago por una insuficiencia cardíaca.
Los efectos Colonia Dignidad fueron devastadores. Como la mayoría de los individuos de la comunidad accedieron a ella a edades muy tempranas, conocieron el mundo exterior de manera tardía y desconfiada. En poco tiempo debían conocer elementos que creían que no existían, como la televisión o el dinero.
En la actualidad, el centro se conoce como 'Villa Baviera' y se ha convertido en una zona turística, ya que se ha llenado de edificios y restaurantes. En ella conviven la cultura chilena y alemana con la intención de hacer desaparecer los rastros de su oscuro pasado.