BRASILIA, 13 May. (Notimérica) -
La originaria palmera brasileña, el coyol (Acrocomia aculeata), se postula como el nuevo "oro verde" de Brasil tras reconocerse sus utilidades en alimentación humana, en oleoquímica y en cosmética, así como en sectores energéticos como los biocombustibles.
Las alternativas para su explotación garantizarían su rentabilidad a diferencia del cultivo de ricino, promovido por el gobierno del expresidente Luis Inácio Lula da Silva, que fracasó por la falta de capital e inversiones en la tecnología necesaria para producirlo. De no haber contratiempos, ahora sería el momento perfecto para apostar por el coyol.
La palmera de coyol mide entre 5 y 15 metros de altura, en su tronco y hojas tiene espinas y se caracteriza por soportar bien las sequías. Su fruto se divide en cuatro partes: la cáscara, la pulpa, el endocarpio (parte dura que envuelve la semilla) y la semilla. Con la pulpa se produce un aceite recomendado para la fabricación de biodiésel y de biokerosene. De la semilla se obtiene el propio aceite de coyol, que tiene unas propiedades perfectas para la fabricación de cosméticos ya que facilita la penetración del producto en la piel
De la cáscara mezclada con el fruto se obtiene una pasta rica en proteínas buena para alimentar al ganado. El endocarpio se puede emplear para el tratamiento de carbón activado, utilizado como filtro para purificar aire y líquidos.
"Tanto la tecnología agrícola como la industrial están consolidadas. Ya existe una demanda de estos productos en el mercado y los resultados económicos son impresionantes", afirma el director de la empresa Acrotech, Felipe Morbi. Acrotech ya ha plantado 520 hectáreas de palmera de coyol en el municipio de João Pinheiro, en Minas Gerais (Brasil).
Entre los beneficios, los expertos han calculado que el cultivo de coyol podría ser más rentable a la larga de el de la soja, que es la principal materia prima para biocombustible en Brasil y arroja 600 kilogramos de aceite por hectárea no superando las 5 toneladas anuales. En cambio, entre el sexto y el séptimo año de vida, cada hectárea de coyol ya produce entre 3 y 4 toneladas de aceite de pulpa.
Varios ecologistas afirman que el cultivo de palmeras para producir aceites y demás subproductos puede llegar a ser extremadamente dañino para el medioambiente. Se calcula que entre 1990 y 2008 el cultivo de palmeras es responsable de alrededor del 8 por ciento de la deforestación del mundo. El follaje del coyol al ser más delgado que el de la palmera africana (de la que se extrae el aceite de palma) permite que se cultive junto al pasto. De este modo el riesgo de deforestación es menor.
El cultivo de coyol aún carece de legislación nacional. Sólo en Minas Gerais se permite el cultivo, la extracción, la comercialización, el consumo y la transformación de este tipo de palmera brasileña. Por el momento, un proyecto en Mina Gerais, que fue seleccionado por el Banco Mundial, ya ha recaudado seis millones de dólares en inversiones para impulsar una cadena de producción de coyol en el país, según informa el periódico 'BBC Mundo'.