BUENOS AIRES, 29 May. (Notimérica) -
EL turismo religioso es un proyecto internacional en el que participan los países iberoamericanos con el objetivo de implementar circuitos integrados que promocionen los atractivos arquitectónicos, históricos y patrimoniales que rodean la cultura y fe religiosa, así como el desarrollo de estrategias que incrementen el interés de los visitantes por esos destinos y los recorridos de la región.
Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay se comprometieron a avanzar en la construcción de políticas y estrategias regionales multidestino que contribuyeran a mejorar el sector como impulsor económico, empezando por la promoción de una ruta turística religiosa.
La ruta jesuita es la primera propuesta de este tipo de turismo que incluye 30 pueblos en cinco países de Iberoamérica, siendo el producto estrella a nivel internacional ya que ofrece una experiencia cultural, histórica y arquitectónica alrededor del legado jesuítico-guaraní. Estas reducciones poseen las antiguas viviendas, plazas y templos que en el pasado se utilizaban para evangelizar a poblaciones indígenas guaraníes de la región.
Históricamente, las misiones jesuíticas guaraníes fueron un conjunto de 30 pueblos en el siglo XVII fundados por la orden religiosa católica de la Compañía de Jesús. Se ubicaron geográficamente en la 'Provincia Paraguaria' que abarcaba los territorios de Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil y partes de Bolivia. Hoy en día, el espacio geográfico de los pueblos lo ocupan Argentina, Paraguay y Brasil.
La Misión jesuítica de San Ignacio Miní es la más conocida y la más conservada de todas en el territorio argentino. Esta reducción, junto con las de Nuestra Señora de Loreto, Santa Ana y Santa María la Mayor (actualmente en Argentina) y São Miguel (Brasil)--en la que transcurría el drama histórico narrado en la famosa película 'La Misión' (1986), de Roland Joffé-- fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984. Las de Santísima Trinidad y Jesús de Tavarangué, en Paraguay, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1993.
La propuesta del turismo religioso en Iberoamérica fue acogida favorablemente por la operadora mayorista de turismo del Vaticano, Opera Romana Pellegrinaggi, que incorporó en su catálogo paquetes para visitar territorios de Paraguay, Argentina y Brasil, invitando a los viajeros a disfrutar de "la fe, la cultura y la historia en un escenario natural único en el mundo".