MÉXICO DF, 26 Mar. (Notimérica) -
"Dolorosos y desesperantes". Así califica Melitón Ortega los últimos seis meses de su vida, que ha dedicado a buscar a su hijo, desaparecido junto a otros 42 estudiantes de magisterio más en Iguala (Guerrero) el pasado 26 de septiembre. Una tarea en la que continuará hasta "conocer la verdad" porque asegura, no está dispuesto a resignarse, a pesar de que el "Gobierno trate de dar por cerrado este caso".
"Estos seis meses han sido muy dolorosos, muy desesperantes. Ha sido medio año de sufrimiento, de lucha incansable, de salir a la calle y gritar que se haga Justicia", ha destacado Ortega en una entrevista con NOTIMÉRICA.
Este jueves se cumplen seis meses de la desaparición de los 43 'normalistas' y todavía una infinidad de incógnitas rodean este caso. Los familiares de los estudiantes desconfían del Gobierno mexicano al que acusan de no investigar en profundidad lo ocurrido y tratar de cerrar el caso, como se demostró el pasado 27 de enero, cando el que fuera procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, aseguró poder ofrecer la "verdad histórica" de lo ocurrido: los estudiantes fueron calcinados y sus restos arrojados a un río.
"Que el procurador diga sin pruebas que superemos el dolor y que los estudiantes han sido calcinados supone un ataque, una tortura psicológica para nosotros. Estas declaraciones muestran la impunidad y la corrupción que se da en México, un país en el que no se aplica la ley", ha señalado Ortega.
Exige que se continúe con la búsqueda, se abran nuevas líneas de investigación, se castigue a los culpables y se esclarezcan los hechos porque "hasta que no haya pruebas que evidencien que los estudiantes están muertos continuaremos luchando por la verdad".
"Ante la versión oficial no nos detendremos, sino que continuaremos luchando. Sentimos rabia hacia el Gobierno porque no entiende lo que reclamamos los familiares de los desaparecidos. Su postura en estos seis meses ha sido la misma que mostraron el 27 enero", ha destacado Ortega.
Un campesino que tuvo que dejar su trabajo el pasado 26 de septiembre para dedicarse a buscar a su hijo. Desde entonces, no es el mismo, asegura, y es que el dolor se ha transformado en "rabia" y "valentía", lo que le ha permitido plantarse ante las autoridades mexicanas para exigir Justicia.
"El 27 de septiembre, cuando me dijeron que mi hijo estaba entre los desaparecidos, cambió radicalmente mi vida, la de mi esposa, la de mis hijos... Nos dedicábamos a las actividades cotidianas del campo, a distintos oficios que sabemos a hacer. Hoy hemos dejado estas actividades y estamos en búsqueda, andamos en la calle gritando Justicia, ante las oficinas del Gobierno exigiendo que presenten con vida a los estudiantes", ha confesado.
Abandonaron sus empleos y ahora viven gracias a la ayuda que les brindan varias organizaciones no gubernamentales que se han implicado en este caso. De ellas toman fuerzas, así como de la sociedad civil que ha mostrado su compromiso la lucha de estos padres, al acudir en masa al sinfín de manifestaciones que desde el 26 de septiembre han convocado en todo el país.
"En estos seis meses, lo más doloroso ha sido percatarse de que nuestros hijos no están con nosotros. Nos hace falta su calor. Pensar que los pueden estar torturando, maltratando o amenazando, nos lleva a la desesperación. Tanta gente movilizándose en las calles, gritando una sola consigna: la presentación con vida de los estudiantes y repitiéndonos que no estamos solos, nos ha hecho fuertes para continuar en la lucha", ha asegurado.
De hecho, aseguran que continuarán batallando por un país que, según cifras oficiales, cuenta con 23.000 casos de desapariciones sin resolver. Su lucha persistirá hasta transformar México, para que "nunca vuelvan a producirse sucesos violentos tan inhumanos como el ocurrido en Iguala el pasado 26 de septiembre".