LA HABANA, 6 Oct. (Notimérica) -
Esta semana, parte del Caribe ha quedado devastado a causa del huracán 'Matthew', el peor de la casi una década según los expertos. En su paso por la región, este fenómeno ha terminado con la vida de 26 personas en República Dominicana, Haití y Cuba, mientras las Bahamas y Florida, en Estados Unidos, se preparan para su llegada este jueves.
No obstante, los huracanes no son poco comunes en el Caribe, una zona que desde el 1 de junio y hasta el 30 de noviembre se encuentra en alto riesgo por este fenómeno.
De hecho, según un estudio de la Universidad Estatal de Colorado, esta temporada se esperaban 12 tormentas, de las cuales cinco alcanzarían la categoría de huracán. Según estos pronósticos, después de 'Matthew' en el Atlántico se generará 'Nicole'.
En este marco, con el fin de pronosticar y prevenir con mayor exactitud el temporal, el conjunto de países caribeños que más se han visto tradicionalmente afectados por los huracanes crearon el Centro Nacional de Huracanes (CNH).
De acuerdo con este, Haití, República Dominicana, la costa este de Estados Unidos y el golfo de México son los lugares que se han visto más azotados por los huracanes.
Gracias al mayor desarrollo social y económico de la región, el impacto de los huracanes en el Caribe se está viendo reducido a través de mejoras en las infraestructuras y preparación de la población. A pesar de esto, el número de huracanes en esta parte del continente americano podría aumentar, así como su intensidad.
Así lo ha constado un estudio del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI), que aseguró que la frecuencia y la fuerza de los huracanes actuales y del medioevo confirman que "temperaturas más altas de la superficie del Atlántico dan lugar a una mayor cantidad de huracanes".
Pero, ¿por qué en el Caribe? El sistema climático de esta región está caracterizado por una "variabilidad de gran escala" relacionada con fenómenos como 'El Niño', lo que favorece su creación.
Este fenómeno es más propio del Caribe por las características de su clima. Para entenderlo mejor, es necesario explicar en qué consiste un huracán.
Según la NASA, los huracanes o ciclones tropicales son como motores gigantes que usan aire cálido y húmedo como combustible. Por eso se forman sólo sobre océanos de agua templada, cerca del ecuador. El aire cálido y húmedo sobre los océanos se eleva desde cerca de la superficie, causando un área de menor presión de aire cerca del océano.
En la medida en que el aire cálido continúa subiendo, el aire circundante gira para ocupar su lugar. Cuando el cálido y húmedo se eleva y se enfría, el agua en el aire forma nubes. Así, todo el sistema de nubes y aire gira y crece, alimentado por el calor del océano y el agua que se evapora de la superficie.
Estos contrastes de agua caliente (unos 27 grados centígrados) y aire frío en la superficie se dan en los climas tropicales; es decir, especialmente en el Caribe. Por ello, la zona del Caribe es más delicada para la formación de huracanes.
En cuanto a las condiciones que estos necesitan para mantenerse, son las mismas que las que necesitan para crearse. Los huracanes mantienen su máxima potencia mientras existan las condiciones que lo alimentan, es decir, sobre un mar cálido. Por eso en cuanto un huracán toca tierra este reduce su velocidad rápidamente, ya que se pierden los factores necesarios para su alimentación y el roce del viento contra la superficie terrestre es mayor que sobre el agua, lo que provoca que las rachas de viento se reduzcan.