MADRID, 12 Sep. (Notimérica/EP) -
Aunque el continente americano es el que cuenta con más recursos de agua dulce del mundo, Latinoamérica tiene graves problema en el acceso y la calidad del agua, un problema que debe enfrentar, pero, según asegura el director de Proyectos de Desarrollo Social del CAF-banco de desarrollo de América Latina, Daniel Rivera, "no hay una fórmula mágica" para dar con la solución.
"América Latina es una región muy heterogénea y más en el sector del agua, que es un servicio muy local. Hay zonas de gran escasez de agua y otras de abundantes recursos con riesgos permanentes de inundaciones y descontrol", recuerda Rivera en entrevista con Notimérica/EP.
El continente del agua representa una esperanza para el futuro del planeta, ya que debido al crecimiento de la población mundial se calcula que en 2050 habrá un incremento de las necesidades de la demanda de agua en torno al 55 por ciento. Sin embargo, actualmente no todos pueden acceder fácilmente a este preciado bien y sigue habiendo estándares de calidad bajos.
"La batalla para asegurar la distribución a los lugares donde se necesita es un reto para muchos países", asevera Rivera, que pone de ejemplo a México "que tiene una gran abundancia de recursos, pero no donde vive la gente" o Perú, "que tiene a un tercio de su población en el litoral, pero que cuenta con sus recursos hídricos en el Amazonas, al otro lado de los Andes".
Algunos países como Panamá, Venezuela y Paraguay han tenido verdaderos problemas para "construir una plataforma integrada de planificación y gestión de recursos hídricos a largo plazo", señala Rivera. De hecho, en Latinoamérica a veces se realizan grandes inversiones, pero las instalaciones se estropean en poco tiempo porque no hay un plan o unos recursos destinados a mantenerlas, por lo que el dinero cae en saco vacío.
Sin embargo, "no es bueno generalizar", plantea el director, que lleva más de 25 años en el sector. Aunque hay países con "desafíos muy grandes, como Panamá, Venezuela y Paraguay", otros han tenido grandes avances en la elaboración de sus marcos regulatorios, como "Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay".
Los países deben garantizar el derecho de acceso al agua y para ello hay que "continuar haciendo un gran esfuerzo" en "planificar lo técnico para largo plazo, sostener los marcos regulatorios, mejorar la eficiencia, y con eso responder mejor a las necesidades de la población", asevera.
LAS CIUDADES, UNO DE LOS RETOS
"Las necesidades mayores están en las ciudades grandes (capitales) y en una amplia gama de ciudades intermedias y pequeñas. Tradicionalmente se ha financiado mejor a las grandes ciudades y ha habido carencia de planes a largo plazo, bajas inversiones, mal servicio...", explica Rivera.
Sin embargo, el director no cree que haya un modelo de éxito determinado que se pueda aplicar de manera general para enfrentar el problema. "Cada país tiene que esforzarse por una construcción propia. No hay formulas mágicas ni verdades absolutas. Hay una batalla permanente por corresponder a una realidad cambiante en cada localidad", asegura.
Tampoco el hecho de que las empresas que gestionan el agua en Latinoamérica sean públicas, privadas o mixtas es una garantía de éxito. "Hay casos de éxito como las empresas públicas en Medellín (Colombia) y casos de fracasos estrepitosos con la gestión pública. También hay buenos ejemplos de empresas mixtas de éxito como las de Cartagena y Barranquilla (Colombia) o las de Guayaquil (Ecuador) o en Chile".
Sin embargo, para Rivera si hay ciertas claves que todo Estado debería respetar a la hora de garantizar su servicio de agua: "la planificación a largo plazo, la construcción de capacidad institucional previsoria y regulatoria, la supervisión de transparencia y de divulgación de información" porque "es lo único con lo que el ciudadano común puede controlar y exigir sus derechos".
"Los países que lo han hecho bien es porque han tenido un rumbo claro. Chile se tomó 25 años para construir un marco regulatorio y una institucionalidad. Escogió el tema de los gestores y operadores privados y le ha ido bien", asegura.
CAF, que participa en los proyectos de agua y saneamiento en sus 18 países accionistas, tiene distintos tipos de intervenciones y cuenta con "operaciones y apoyos a empresas grandes" en América Latina, así como "programas de alcance nacional para beneficiar municipios y ciudades pequeñas y zonas rurales".
Sin embargo, a CAF no sólo le interesa la infraestructura, "sino generar valor agregado en términos de conocimiento, de difusión de mejores prácticas y de fortalecimiento de la gestión del agua" en la región, resume Rivera.