CIUDAD DE MÉXICO, 23 Jul. (Notimérica) -
En el distrito de Juchitán, en Oaxaca (México) todavía convive la cultura y el idioma de la antigua civilización zapoteca. En este punto de encuentro entre el pasado y el presente reside la población de 'muxes' --mujer en zapoteco--, considerados un tercer género.
En realidad, los 'muxes' son personas nacidas con cuerpos masculinos que no se identifican como varones ni como mujeres y forman parte del tejido social, caracterizados por sus vestidos bordados, conocidos como 'tehuanas'; peinados; artesanías y el maquillaje, tal y como relata el diario mexicano 'El Debate'.
Desde el punto de vista histórico, los 'muxes' fueron reconocidos antes de la colonización hispánica (1521-1810) y desde ese momento desempeñan roles en la sociedad que a veces son propios de los hombres y otras de las mujeres, lo que hace que no sean considerados por la sociedad como algo mejor o peor, sino diferente.
Los antropólogos creen que la aceptación de ambos sexos se remonta al México precolombino, donde sacerdotes aztecas combinaban vestidos y eran considerados también como un género intersexual.
Desde la década de los 70, entre los 'muxes', cada otoño se celebra un gran baile conocido como 'Las velas' o 'Las velas de las auténticas intrépidas buscadoras de peligro', donde una de ellas es coronada como reina por el alcalde. Esta festividad demuestra que la sociedad y el gobierno de Oaxaca creen en la diversidad sexual.
Actualmente en una familia tradicional, el 'muxe' todavía suele ser considerado como por la madre como "el mejor de sus hijos" ya que el hijo 'muxe' nunca abandona la casa, a diferencia de otros hijos que se casan y forman otro núcleo familiar, por lo que representan seguridad y apoyo moral, sobretodo en la madurez, cuando se quedan solos.
En algunos casos, cuando un hijo varón no expresa ser como el estereotipo marcado para los chicos, la misma madre cría al niño favoreciendo una serie de comportamientos atribuidos socialmente a las niñas. Por lo que se puede ver a niños 'muxe' menores de diez años acompañando a vender al mercado, bordando trajes y cuidando a niños y ancianos.
Es así, que ser 'muxe' a veces se convierte en un símbolo de honor para la familia, mientras que ser homosexual es también socialmente aceptado.
EL PROBLEMA DEL USO DEL BAÑO
A pesar de esto, este pueblo de Oaxaca, donde el seis por ciento de la población es 'muxe', se enfrenta a un reto en su noción amplia de género: la comunidad transgénero y el derecho a utilizar los baños.
Esta cuestión se hace más evidente durante las fiestas de primavera o velas, cuando miles de personas se reúnen para bailar y beber, por lo que de vez en cuando puede surgir el problema de los baños.
Tal y como relata el diario 'New York Times', durante una noche de fiesta, tres 'muxes' esperaban en un baño portátil para mujeres cuando un grupo de hombres les silbaron y señalaron la esquina oscura que les servía a ellos como servicio, indicándoles que podían ir allí.
Los 'muxes' tuvieron un actitud firme y, cuando la puerta del baño se abrió, Naomy Méndez Romero, una de ellas, les dijo: "¿Que yo utilice el baño de hombres? ¿Quién nació siendo hombre pero ha vivido como mujer durante seis años? ¡No!".
Los 'muxes' están divididos respecto a si un tercer baño sería la solución. Algunos defienden que eso eliminaría las tensiones, otros dicen que reforzaría las divisiones entre sexos.
"Estamos en proceso de redefinición", explicó el antropólogo y presidente del Comité Melendre, un grupo local sin ánimo de lucro que promueve la participación cívica, Gudbixa Guerrero.
En general los 'muxes' sólo tienen relaciones con hombres pero, según los expertos esto no es lo que les define; viven en casa, se pueden vestir como hombres o mujeres pero están feminizados en cuanto a sus formas de actuar y de expresarse.