Las Mujeres de Febrero, un ejemplo de lucha por la Independencia en República Do - INSTAGRAM / @QUIFERCONSULTORES
SANTO DOMINGO, 27 Feb. (Notimérica) -
Si Juan Pablo Duarte, Francisco Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella proclamaron tal día como hoy en 1844 la Independencia de la República Dominicana fue, en gran parte, gracias a ellas: las Mujeres de Febrero. La Coronela, María Trinidad Sánchez o Concepción Bona son solo algunas de las madres, compañeras, hermanas y luchadoras que un día izaron la bandera que ellas mismas confeccionaron al grito de ¡Dios, Patria y Libertad!
Fueron torturadas, humilladas e incluso fusiladas por abandonar las labores habituales de la mujer en la época y apoyar la causa separatista que un día el joven Juan Pablo Duarte, entre otros liberales dominicanos, promovieron para liberar a su país del yugo imperialista haitiano. Representadas con una rosa blanca, las criollas rompieron con la tradición para luchar en primera línea de batallón.
MADRE DE LA PATRIA
Es el caso de María Trinidad Sánchez, la primera víctima del crimen político en la historia dominicana de la independencia del país. Considerada como la máxima expresión del liderazgo femenino de la época, se dedicó a transportar pólvora bajo la falda para cargar las municiones durante la batalla, acogió a los descendientes del general Santana y organizó y preparó la conspiración de 1845.
Conocida como la Madre de la Patria, se encargó de confeccionar, junto con Concepción Bona, Isabel Sosa y María Jesús Pina, la bandera tricolor que hoy hondea en los cielos de la República Dominicana.
Además, fue una figura clave en la educación de su sobrino Francisco del Rosario Sánchez. Sin embargo, su voz se apagaría el 27 de febrero de 1845 cuando tras haberse negado a delatar a los precursores del movimiento (era la única que conocía el paradero de Sánchez) fue juzgada por un Consejo de Guerra y condenada al fusilamiento.
Tal fue su guerra librada que las últimas palabras en pronunciar, según los historiadores, fueron: "Dios mío, cúmplase en mi tu voluntad y sálvese la República" al pasar por la Puerta del Conde de camino al cementerio.
LA CORONELA
Activista y militar, Juana Saltitopa (Juana de la Merced Trinidad) se ganó a pulso el apodo de La Coronela cuando, en la Batalla del 30 de Marzo, alzó su machete contra el general Pierrot. Su valentía y coraje la llevaron a actuar como enfermera, alentando a los combatientes dominicanos y salvando decenas de vidas.
"Juana era una mujer más valiente que muchos hombres; en una fiesta que dieron en 'La Jina Mocha' presencié cómo Juana tendió de una bofetada a Bartolo Pérez porque este trató de abusar de ella echándole el brazo al hombro y halándole una trenza", explicó la joven Bríjida Minaya en un artículo publicado en El Progreso.
"En Santiago peleó mucho contra los haitianos. En esas peleas, Juana echaba hacia delante a los hombres que se acobardaban, atendía a los heridos, le pasaba agua a los combatientes para que calmaran su sed y refrescaba los cañones, llevaba pólvora en su delantal o en su pañuelo a los artilleros y les cantaba coplas a los soldados para que siempre estuvieran contentos y valerosos", concluyó.
Pero pese a su entereza, Juana fue asesinada en 1860 en combate de camino a Santiago entre Nibaje y Marilópez, dejando un legado feminista por todo el país que cada día cobra más fuerza.
ESCRIBA DE LA REVOLUCIÓN
Hermana de Juan Pablo Duarte, Rosa Duarte y Diez no podía quedarse al margen. Por eso, se entregó a la causa patriótica en activo siendo miembro de la sociedad secreta político-militar de La Trinitaria. Ahora, sus aportes en la guerra son considerados como 'el Nuevo Testamento' de la historia dominicana.
Participó en obras teatrales (casi clandestinas) dedicadas a crear conciencia, compró municiones y consiguió dinero para cubrir los gastos de los independentistas. Además, su diario publicado en la década de los 70 por el Instituto Duartiano tiene en la actualidad un valor incalculable ya que a través de él se han conocido los detalles de la conspiración y el trabajo por la liberación de la Patria.
Por sus actos durante la persecución política posterior a la proclamada República, fue desterrada junto con su familia por el Gobierno del presidente Pedro Santana, abandonando así a su prometido fusilado en 1855, Tomás de la Concha, y falleciendo finalmente en Caracas en la década de los 80 a causa de disentería.
CON FUSIL EN MANO
La Independencia no podría haberse proclamado sin que la activista Baltasara de los Reyes ocultara al fugitivo Juan Pablo Duarte, perseguido por el ejército haitiano. Madre del ilustre Juan Alejandro Acosta, fue la primera mujer en tomar armas en la Guerra de la Independencia. Allí se encontraba Baltasara haciendo guardia la mítica noche del 27 con fusil en mano en la Puerta de la Misericordia.
Hoy en día, recordada por su intrepidez, muchos rememoran los versos que un día le dedicó Josefa Perdomo y Heredia y que dicen: "Allí Trinidad Sánchez, la valiente, los guerreros anima a la batalla; y Ana Valverde con su celo ardiente reedifica más tarde la muralla. Pero entre todas brilla, por su valor, la heroica Baltasara; Baltasara, la grande, al par sencilla; y a la lucha con denuedo se prepara".
MICAELA DE RIVERA
Micaela de Rivera, junto a su hija Froilana, se encargaron de confeccionar los cartuchos que más tarde serían distribuidos a las tropas independentistas en la provincia de El Seibo. Casada por segunda vez con el general Pedro Santana, Micaela actúo como comunicadora de su esposo junto con Froilana, quien contrajo matrimonio con el gemelo de Santana, ya que ambos permanecieron un largo tiempo ocultos preparando el golpe libertador en la región del este.
Además de sus servicios por la causa socorriendo a los enfermos, la familia vendió prendas y otros bienes en contribución a la compra de los primeros buques que defenderían las costas en 1844.
HEROÍNAS DE LA PATRIA
Estas, junto a otras muchas mujeres, forman parte de la historia de la República Dominicana por su contribución en la lucha y su plena dedicación a la causa libertadora. Por eso hoy, Día de la Independencia de la República Dominicana, se recuerda el valioso e innegable rol de las mujeres en la Guerra de la Independencia.
Armadas con machetes y fusiles y reconocidas por cubrir sus cabezas con pañuelos, su papel fue tan relevante como el de los hombres en los campos de batalla, sin olvidar a grandes como Josefa Antonia Pérez de la Paz (Chepita), Ana Valverde o Manuela Diez, que un día dieron la vida por su país.