Las estrategias contra el hambre deben contar con la participación activa de las mujeres, defiende Alter Vida
MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
En Paraguay, como ocurre en el resto del mundo, las mujeres rurales llevan a cabo una "doble tarea" trabajando en el campo al tiempo que también se encargan de las labores del hogar, incluida la alimentación de sus familias, pese a lo cual su trabajo no se ve reconocido y son víctimas de discriminación.
Según denuncia Mario Paredes, coordinador de proyecto en Alter Vida, socia local de Manos Unidas, "en Paraguay viven 1,3 millones de mujeres rurales que con su trabajo casi invisible sostienen a hogares y comunidades, afrontando condiciones de inequidad en lo socio-económicos, laboral, acceso a los recursos productivos, salud y educación".
"La mujer rural realiza tanto el trabajo productivo como el reproductivo, lo cual implica una doble tarea que es escasamente reconocida y visibilizada", explica Paredes en una entrevista a Europa Press con motivo del Día Mundial de la Mujer Rural. "Cuida a la familia, realiza las tareas domésticas y además asume la responsabilidad de la producción o de parte del proceso productivo (cosecha, preparación de productos para el mercado) y muchas veces se encarga de la comercialización", resalta.
Un estudio realizado en una organización de mujeres rurales puso de manifiesto que estas realizaban hasta 20 tareas diferentes mientras que los hombres solo llevaban a cabo siete tareas a lo largo de todo el día, incide el responsable de Alter Vida.
LAS MUJERES PRODUCEN LA MITAD DE LOS ALIMENTOS
Peso sobre todo, destaca, "las mujeres son las que producen más de la mitad de todos los alimentos en el mundo, e invierten la mayor parte de sus ingresos económicos para la alimentación del hogar". En las zonas rurales, son ellas las encargadas de determinar la "dieta alimentaria de la familia" además de desempeñar una función decisiva de cultivos básicos como arroz, trigo y maíz".
Por lo tanto, defiende Paredes, "no se puede hablar de estrategias contra el hambre sin contar con la participación activa y en condición de igualdad de las mujeres". Sin embargo, y pese a que hay datos de que "más del 70% de la pobreza en Paraguay proviene del ámbito rural, y que en su gran mayoría son mujeres, niños, niñas y jóvenes" quienes la padecen, las mujeres siguen estando discriminadas.
El modelo económico actual, que "tiende a maximizar las escalas productivas y a la desaparición de los minifundios" a cargo de las familias campesinas es uno de los motivos que explican la pobreza de estas últimas en Paraguay, lo cual propicia la inseguridad alimentaria, destaca Paredes.
En este contexto, las mujeres paraguayas "dedican más tiempo y esfuerzo a su trabajo que los hombres debido a la pobre infraestructura, tienen más dificultad en conseguir créditos, no tienen control sobre las tierras ni los recursos, incluso cuando tienen derechos legales formales, estos no se implementan", indica, subrayando que "la desigualdad en los derechos de propiedad les impide poder planificar su futuro, ser miembro de ciertas asociaciones de productores y/o grupos de gestión comunitaria".
HAY QUE DAR MÁS APOYO A LA MUJER RURAL
Paredes tiene claro que "las mujeres rurales necesitan ser apoyadas en distintos aspectos, que permitan aflorar sus potencialidades y que puedan incidir en otros espacios, tanto a nivel local como nacional, desarrollando liderazgos con una visión más amplia de la problemática de su sector". "Las mujeres organizadas precisan de más educación y participación en proyectos con actividades específicas de mejoramiento en el hogar y en la comunidad", añade.
Alter Vida viene trabajando desde su creación en 1985 en propuestas y proyectos de desarrollo sostenible en Paraguay, desarrollando trabajo multidisciplinario en las áreas de agricultura sostenible, gestión ambiental, democracia, comunicación, desarrollo local, género, biodiversidad, salud, educación, descentralización, e incidencia en políticas públicas, entre otras, explica su coordinador de proyecto.
Desde 2009 cuenta con el apoyo de Manos Unidas y en la actualidad está llevando a cabo un proyecto de 'Capacitación en agricultura ecológica y seguridad alimentaria' con grupos de mujeres organizadas del departamento de Misiones, al sur de Asunción.
Este proyecto, explica Paredes, busca capacitar a las mujeres rurales en la "producción ecológica de alimentos" además de promocionar "una nutrición adecuada de las beneficiarias y sus familias, articulando acciones con instituciones locales y nacionales, y realizando incidencia con las autoridades locales en el aspecto nutricional y de seguridad alimentaria".
Entre las actividades productivas para mejorar la alimentación de la población rural se apoya a las mujeres para que cultiven "huertas orgánicas familiares y huertos frutales", además de trabajar en la "recuperación de las semillas nativas y criollas, a través de una 'Casa de Semillas' instalada en uno de los distritos, con vistas a recuperar la soberanía de los pueblos rurales", aclara Paredes.