NUEVA YORK, 12 Sep. (Notimérica/EP) -
A pesar de que hace 11 años el escalador Aron Ralston tuvo que amputarse su brazo derecho por quedarse atrapado mientras escalaba en el Blue John Canyon en Utah, Estados Unidos, él mismo ha asegurado que "dejó algo en ese cañón pero no perdió nada".
En 2003, este aventurero decidió amputarse el brazo derecho porque una roca le había caído encima mientras escalaba en un cañón de Utah. Al quedarse atrapado, Ralston tuvo que elegir entre perder su brazo o la vida, una dura decisión de la que no se arrepiente y ha asegurado que, aunque fue algo que le dolió de manera inefable en su momento, ahora es una "bendición" porque "no perdió el brazo, sino que volvió a la vida".
Además, el aventurero plasmó su accidente en un libro autobiográfico llamado 'Entre la espada y la pared', que a su vez inspiró una película basada en su historia, '127 horas', y le ha llevado a dar la vuelta al mundo explicando lo sucedido y su afán de superación: "La adversidad es una cosa buena, un regalo, y más que alejarte de tu objetivo debe acercarte. Tu roca, es decir, tu dificultad, no debe frenar tu futuro. Ese es mi mensaje y por eso comparto mi historia, porque yo dejé algo en ese cañón pero no perdí nada".
Ralston tiene 28 años y a pesar de lo ocurrido no ha perdido su pasión por el deporte y sigue practicando rafting, esquí e incluso montañismo, ya que, a través del deporte, el joven encuentra su plenitud y al mismo tiempo el riesgo que conlleva le supone un desafío mental personal, según ha publicado el diario colombiano 'El Espectador'.
El accidente no ha cambiado su pasión por el deporte al aire libre y las aventuras, por medio de los cuales ha asegurado que disfruta de su libertad y se siente parte del universo, pues desconecta de todo menos de la naturaleza, sobre todo en momentos clave como son escalar el volcán Cotopaxi, en Ecuador o hacer rafting en el Gran Cañón en Arizona, Estados Unidos.