CIUDAD DE MÉXICO, 30 Oct. (Notimérica) -
El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunciaba este lunes que su Gobierno acatará los resultados de la controvertida consulta popular sobre el megaproyecto del nuevo aeropuerto de Ciudad de México, la obra pública más grande iniciada en México en las últimas décadas y que fue iniciada en 2015 por el actual presidente azteca, Enrique Peña Nieto.
El plebiscito 'México Decide', en el que AMLO basa su decisión, ha sido llevado a cabo durante cuatro días, entre el 25 y el 28 de octubre, y radica de las críticas que el ahora presidente electo llevó a cabo durante su campaña por el elevado costo de la construcción del nuevo aeropuerto. Según el equipo de AMLO, el costo ha ascendido hasta 15.000 millones de dólares, más de lo que en un primer momento se barajó (13.300 millones) por la variación del tipo de cambio entre el peso y el dólar.
Así, durante los mencionados días los mexicanos han podido dejar constancia a través de su voto de sus preferencias: el proyecto de Texcoco o el de Santa Lucía. Este último, impulsado por el presidente electo, consiste en la ampliación de la Base Aérea Militar de Santa Lucía (en el Estado de México), que supondría un costo de 3.6000 millones de dólares. Este plan ha recopilado el 69,95 por ciento de los votos de las 1.067.859 personas que han participado en la consulta.
Por su parte, las instalaciones de Texcoco, valoradas en unos 13.300 millones de dólares, constituían una creación millonaria con la que Peña Nieto pretendía ser, de alguna manera, recordado en la posteridad. Es por ello que, tras conocerse la noticia de su cancelación, Peña Nieto ha insistido en que no paralizará las obras hasta que no finalice su mandato, el próximo 1 de diciembre.

PROBLEMAS ECOLÓGICOS
Sin embargo, desde el principio de su construcción el que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) de la capital se topaba con multitud de críticas, en especial por los problemas medioambientales que provocaría su construcción y por la necesidad de cerrar otros puertos aéreos, como el actual Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) y la base militar de San Lucía.
Situado en el antiguo lago de Texcoco, a 15 kilómetros del centro de Ciudad de México, el nuevo aeropuerto estaba previsto que se extendiera a lo largo de 4.400 hectáreas. Según los expertos, dado que se trata de una zona lacustre, el terreno no está preparado para soportar de manera adecuada las pistas ni la terminal. Asimismo, el lugar es una zona de destino de varias especies de aves migratorias, por lo que de acabar con la zona provocaría un serio problema medioambiental en este sentido.
La zona concentra el sistema de drenaje de la capital y de los municipios conurbanos, un hecho que requeriría de soluciones alternativas que evitaran problemas posteriores relacionados con inundaciones en el Valle de México y en la capital del país. Además, debe tenerse en cuenta que tanto la construcción como Ciudad de México y las zonas adyacentes se encuentran en zonas sísmicas, un hecho que requiere de especiales cuidados y sistemas de prevención.
Por otro lado, la capital mexicana se encuentra situada en un valle en el que hay dos volcanes y una cordillera de montañas elevadas. Por el suroeste se encuentran los volcanes de Popocatépetl (activo), de 5.400 metros de altura sobre el nivel del mar, así como el de Iztaccíhuatl (inactivo), de 5.230 metros; en el suroeste está la Sierra de Ajusco-Chichinauhtzin, donde está el volcán Xitle (inactivo), de 3.100 metros, así como otras cimas montañosas de hasta 4.000 metros.
Como explica a 'BBC Mundo' el analista de aviación Leonardo Sánchez, estos volcanes y picos dificultan los accesos aéreos a la ciudad, por lo que el AICM únicamente cuenta con un corredor de aproximación, es decir, una única ruta aérea para que los aviones desciendan hasta la ciudad. Por ello, mientras que otros aeropuertos cuentan con dos o tres pistas simultáneas --donde aterrizan y despegan aviones al mismo tiempo--, el AICM solo cuenta con dos pistas que no pueden operar de manera simultánea, recoge el citado medio.
A pesar de que el NAIM sería operacionalmente una solución, pues su ubicación permitiría sortear las montañas por el noroeste de Ciudad de México, su puesta en marcha supondría asimismo el cierre de las operaciones del AUCM y de la base militar de Santa Lucía, quedando únicamente un puerto aéreo para Ciudad de México. Esta opción parece que no ha gustado a todo el mundo, y que resultó primordial para AMLO a la hora de oponerse a la construcción del nuevo aeropuerto.
SUSPENDER LAS OBRAS
Por todo ello, el futuro gobierno ha indicado que respaldará la construcción en Santa Lucía de dos nuevas pistas, al tiempo que el proyecto de AMLO contempla el reacondicionamiento del actual aeropuerto de Ciudad de México y la ampliación del Aeropuerto Internacional de Toluca, a 60 kilómetros de la capital azteca. Sin embargo, todo ello también supone la paralización de un proyecto que está próximo a alcanzar el tercio de su construcción.
Según cifras del Gobierno de Peña Nieto, su edificación cuenta ya con un avance del 31,8 por ciento del total, lo que supone que más de un cuarto del proyecto está completado. Por su parte, el presidente electo ha indicado que la realidad es que las obras únicamente cuentan con un 20 por ciento del total.
Empresarios y funcionarios del actual Gobierno indican que la paralización supondrá un costo muy importante para la economía de México, al tiempo que muestra una imagen negativa de cara a los mercados internacionales. Asimismo, insisten en que la cancelación de las obras puede conllevar que algunos inversionistas demanden al próximo gobierno por incumplimiento de contrato.
Según recoge 'BBC Mundo', los cálculos de López Obrador indican que la cancelación del NAIM y la construcción de la terminal en Santa Lucía representará un ahorro de unos 5.000 millones de dólares.
En cualquier caso, el presidente electo ha indicado que está garantizado el pago de los contratos e inversiones ya realizadas en las obras. Así, propone que los contratistas que lo deseen trabajen en las nuevas obras del proyecto de Santa Lucía, y asegura que aquellos que no estén dispuestos recibirán una indemnización