CIUDAD DE MÉXICO, 10 Abr. (Notimérica) -
Su cara es una de las más reconocidas en el territorio mexicano y a nivel internacional, tanto como para ilustrar llaveros, botones, ceniceros o cajetillas de cigarros que todo aquel con espíritu de rebeldía no duda en comprar. Además es el autor de la famosa frase "mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado". Emiliano Zapata sigue siendo hoy, cuando se cumplen 98 años de su asesinato el 10 de abril de 1919, todo un símbolo de la Revolución Mexicana.
Zapata, que nació el 8 de agosto de 1879 en el poblado de Chinameca (México), es considerado el padre del agrarismo por su lucha incesante para darle tierras a aquellos que las trabajaban. Por este motivo, el mexicano es una de las figuras revolucionarias más representativas de Iberoamérica.
Si nos remontamos años atrás, entre 1880 y 1910, México estuvo gobernado por el general Porfirio Díaz, cuya política favorecía a los terratenientes y dejaba al margen a gran parte de la población, en su mayoría indígenas privados de sus tierras, que trabajaban en ellas y que estaban excluidos de las políticas de Díaz.
Fue en 1910 cuando estalló el movimiento revolucionario encabezado por Francisco Madero y que pronto se extendió a los sectores más humildes cuyos líderes eran Emiliano Zapata y 'Pancho' Villa. No muy tarde, Porfirio Díaz fue desplazado y así Madero asumió la Presidencia. Zapata se opuso e hizo suyo el lema "la tierra para quien la trabaja". De esta manera, formuló un programa de reforma agraria conocido como 'Plan de Ayala' en el que se exigía la redención de los indígenas y la distribución de los latifundios creados durante el "porfiriato".
Zapata luchó contra todo y todos por defender lo que él consideraba justo. Para llevar a cabo sus ideas contó con el Ejército Libertador del Sur, del que fue jefe. Tras el asesinato de Madero y la llegada al poder de Victoriano Huerta, que duró solo un año, tomó el poder Venustiano Carranza, con quien Zapata se negó a negociar.
Zapata y "Pancho" Villa formaron una alianza militar y comenzaron a recorrer numerosas ciudades de México promulgando sus ideales aunque este movimiento nunca llegó a consolidarse como una verdadera organización político-militar.
Viendo la fuerza del movimiento, el gonzalista Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unir fuerzas con él. Zapata, desconfiando, le pidió pruebas y Guajardo se las dio fusilando a 50 soldados federales y ofreciéndole a Zapata armamento y municiones para continuar la lucha. Así, acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Moleros, un día como hoy de 1919.
Zapata acampó con sus fuerzas a las afueras de la hacienda y se acercó acompañado únicamente por su escolta. Justo al entrar, el ejército de la Hacienda tocó un clarín que simulaba la llamada a honores, aunque esta era la señal para que los tiradores que estaban escondidos en la azotea abrieran fuego contra Zapata y su acompañante. Este cayó boca abajo y murió por numerosos impactos de bala. Así, abrazando la tierra que tanto amó, murió el "Caudillo del Sur" el 10 de abril de 1919.
Tras su muerte, Zapata se convirtió en el apóstol de la Revolución Mexicana y un símbolo para los campesinos desposeídos.