LA HABANA, 6 Ago. (Notimérica) -
"Cuba siente que hoy, mas que en ningún otro período histórico reciente, existe la necesidad de cooperación entre los países de la América, debido a la amenaza constante del comunismo. Nos guste o no, nuestro régimen de vida peligra y más vale que nos encaremos con los hechos".
Esta es una reflexión del político, militar y dictador cubano Fulgencio Batista, con la cual llamaba a la cooperación internacional para hacer frente a aquello que él etiquetaba de "problema desagradable".
Fulgencio Batista, del que este sábado se cumplen 43 años de su fallecimiento, fue Presidente de Cuba entre 1940 y 1944 y durante los años 1952 y 1959 mantuvo al país bajo su mandato como dictador hasta ser derrocado por la Revolución cubana.
Nacido en la provincia de Holguín (Cuba), Batista llegó al poder por primera vez siendo nombrado Coronel-Jefe del Ejército en 1933. Fue entonces, de 1934 a 1940, cuando dirigió con mano dura la represión contra los movimientos comunistas y socialistas de las centrales azucareras.
En 1939 el dictador fue nominado a la candidatura presidencial y ya en 1940 tras la dimisión de Federico Laredo Bru, Batista se presentó como candidato a la Coalición Socialista-Democrática en las elecciones de 1940, momento en el que fue elegido presidente, inaugurando su mandato el 10 de octubre de 1940.
Durante su primer mandato, Batista cooperó en la Segunda Guerra Mundial con los aliados y declaró la guerra al Imperio japonés, Alemania e Italia.
Sin embargo, en 1944 se convocaron nuevas elecciones, de las cuales salió reelegido presidente Ramón Grau San Martín --que ya había sido presidente de la República de Cuba del 4 de septiembre de 1933 al 15 de enero de 1934--.
El segundo golpe de estado llegó tras ocho años de un gobierno bajo las presidencias de Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, momento en el que Batista se valía de su liderazgo dentro de las Fuerzas Armadas y estaba respaldado por ciertos sectores políticos del país.
El gobierno de Batista respetó los derechos de la industria estadounidense y el comercio cubano. Sin embargo, la corrupción estaba muy latente, lo que propiciaría, años más tarde, en 1959, su derrocamiento impulsado por la guerra de guerrillas encabezada por Fidel Castro.
Este escenario no dejaba muchas posibilidades al dictador Fulgencio Batista, el cual se trasladó a República Dominicana huyendo de Cuba, y finalmente acabó en Guadalmina, cerca de Marbella (España), donde murió en 1973 a causa de un infarto agudo de miocardio.