CIUDAD DE MÉXICO, 24 Sep. (Reuters/Notimérica)-
Las labores de salvamento en Ciudad de México, tras un devastador terremoto esta semana, cerraban el sábado en algunos puntos de la poblada capital, mientras crecían las quejas de afectados por la ayuda tardía y desigual en algunas zonas.
No obstante, las autoridades reiteraron que mientras se tenga la sospecha de que pudiera haber víctimas debajo de los escombros, seguirían buscando afanosamente. Al menos 69 personas han sido rescatadas solo en la capital, según las autoridades.
Familiares de quienes se sospecha están entre las ruinas han clamado porque no se meta maquinaria pesada mientras haya esperanzas, y las autoridades han dicho que sólo la usarán para remoción de escombros tras la catástrofe que ha dejado al menos 307 muertos en todo el país, más de la mitad en la capital.
En horas de la mañana, las labores de rescate fueron detenidas temporalmente luego de que los mexicanos del centro y sur del país despertaron cerca de las 08.00 hora local por las alarmas sísmicas que se dispararon por otro movimiento telúrico magnitud 6.2, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El temblor del sábado tuvo epicentro cerca de Juchitán, una región en el estado Oaxaca golpeada por otro potente terremoto del 7 de septiembre y que, sumado al de magnitud 7.1 del 19 de septiembre, han dejado más de 400 muertos.
Miles de personas en Ciudad de México, así como en otros estados del país, salieron el sábado corriendo a las calles, hasta en pijamas.
"Yo pensé que era la televisión, estaba viendo un reportaje sobre el rescate en Tlalpan y escuché más fuerte la alarma y bajé con mi familia", dijo Sergio Cedillo, de 49 años, sobre el sismo que ocurrió en la mañana del sábado.
En Ciudad de México las autoridades dijeron que no se registraron daños por el sismo del sábado. No obstante, el jefe de gobierno de la capital, Miguel Ángel Mancera, informó que dos mujeres murieron por sendos infartos.
Unos 6,540 los inmuebles han sido revisados en la zona metropolitana y ya se restableció en un 99 por ciento la electricidad en la capital luego del apagón por el terremoto del martes, de magnitud 7.1 y el más mortífero desde uno ocurrido en 1985 que dejó miles de muertos.
En el sureño Oaxaca un puente se dañó aún más con el sismo del sábado y una decena de casas terminaron de colapsar. Las autoridades estadales informaron que tres personas murieron como consecuencia del sismo.
Dos personas fallecieron por el colapso de bardas y otra por el ataque de abejas durante el movimiento telúrico, según los reportes de Protección Civil de Oaxaca.
ENTRE LA ESPERANZA Y LA DESESPERACIÓN
En los inmuebles colapsados donde en horas de la noche continuaban los trabajos de rescate, la desesperación crecía entre los familiares de las víctimas que se supone están aún bajo los escombros y exigían al Gobierno acelerar la búsqueda una vez que se atravesó el umbral de las primeras 72 horas consideradas cruciales para encontrar a alguien con vida.
Ayudados por perros rastreadores y sensores de calor, los equipos de especialistas continuaban escarbando entre los restos. Conforme pasa el tiempo, los socorristas encontraban más muertos que sobrevivientes, alimentando la frustración entre las cuadrillas de voluntarios.
Algunos rescatistas ya muestran señales de agotamiento. "Estamos muy cansados", dijo Karla Gómez, una sicóloga de 50 años que estaba entre los socorristas.
Miles de personas que se quedaron sin hogar volvieron a pasar la noche en tiendas de campaña y albergues e incluso en las calles. En los centrales estados Morelos y Puebla, donde fue el epicentro del sismo del martes, víctimas que viven en zonas más alejadas se lamentaban de que la ayuda llegaba a cuentagotas y de forma desigual.
En algunas delegaciones más alejadas del centro de la capital, también hubo quejas.
"Aquí no tenemos nada de ayuda, todo es en el centro (de Ciudad de México), pero aquí de hecho no", dijo Justina González, una comerciante de 55 años que vive en San Gregorio Atlapulco, en el sur de la ciudad, y que fue muy golpeada por el terremoto.
La historia se repetía en algunos sectores del industrial y densamente poblado Estado de México, que rodea a la capital.
"No hemos recibido ayuda, se hizo un censo pero (las autoridades) no han vuelto", dijo Marcela Sánchez, de 48 años y cuya vivienda en Floresta, en el Estado de México, que rodea la capital, quedó destruida.
"En la Ciudad de México hay mucha ayuda, pero se están olvidando que fuimos muchos los afectados, ojalá se dieran cuenta de eso", añadió.
Aunque la dimensión de los daños todavía no era clara, la firma de análisis de riesgo Air Worldwide calculó que las pérdidas aseguradas por el desastre podrían alcanzar los 2,067 millones de dólares.