MADRID, 4 Feb (Notimérica)
Hubo un tiempo en el que las persianas de la casa de Maria Estela 'Isabelita' Perón siempre estaban bajadas porque los periodistas se apostaban cada mañana frente a su chalet en una urbanización privada a las afueras de Madrid. Hubo un tiempo, también, en el que los eventos de la alta sociedad española se la rifaban como anfitriona.
La que fuera la primera mujer del mundo en alcanzar la presidencia de un Gobierno reside en España desde que la dictadura militar (1976-1981) la invitó a abandonar Argentina. La tranquilidad que ya jamás habría tenido en su país la encontró en Villafranca del Castillo, un pequeño pueblo a las afueras de la capital española.
Esa calma duró hasta que comenzaron sus problemas con la Justicia. En 2006, Isabelita se enfrentaba a dos peticiones de extradición para ser juzgada en su país natal por delitos de lesa humanidad acusada por la Fiscalía argentina de ser conocedora de los asesinatos de la Triple A, el movimiento Alianza Anticomunista Argentina que terminó con la vida de más de mil personas y cuya creación siempre se atribuyó al entorno de su marido, el presidente Juan Domingo Perón.
Aunque la Audiencia Nacional de España rechazó en abril de 2008 la extradición alegando que los jueces argentinos exageraron la acusación ya que entendían que España no podría oponerse a extraditar a alguien acusado de crímenes de lesa humanidad, desde aquel momento las persianas de su casa volvieron a bajarse e Isabelita desapareció de la vida pública. Y así continúan a día de hoy.
"Es como los ojos del Guadiana", cuenta a Notimérica una vecina que asegura que aparece y desaparece por temporadas y que hace años que no se ve movimiento en esa casa. La poca vida social de la que era vicepresidenta del Gobierno de Perón cuando este falleció, consiste básicamente en acudir a la iglesia y participar en las labores de la parroquia.
Quizá sea por eso que su gran amigo es precisamente Enrique Lázaro, el párroco de la iglesia Santa María Soledad Torres Acosta. Don Lázaro, como le conocen en el pueblo y que es una de las pocas personas de confianza que le quedan a la exmandataria, asegura que Isabelita sigue con sus actividades cotidianas, aunque por supuesto no desvela cuáles son.
"Sí que hay algo que le puedo decir, y es que no quiere saber nada de los medios de comunicación ni tampoco de Argentina", afirma Lázaro a 'Notimérica', algo que también confirman desde la embajada argentina. La responsable de prensa de la misma, Natalia Parrilli, asegura que no hay ningún contacto a nivel institucional y que la última vez que intentaron contactarla fue con motivo del cambio de mando presidencial, pero que no tuvieron respuesta. Según el párroco, Isabelita, que este domingo cumple 87 años, "está muy bien, se cuida mucho y sigue acudiendo a la misa", aunque lo hace con mucha menos frecuencia que anteriormente.
Ya ni siquiera sale con su chófer a desayunar al centro comercial Cielo de Pozuelo de Alarcón, como hacía antes, ni se relaciona con los vecinos. Eso sí, todos ellos coinciden en que "nunca se ha metido en nada".
No es de extrañar que no quiera saber nada de Argentina, puesto que hace solo un año, el fiscal Facundo Trotta estudió la posibilidad de pedir nuevamente su extradición, asegurando que se iban a "girar" los antecedentes a la Fiscalía Federal para que se analizasen las responsabilidades de la expresidenta. Cuatro años antes de eso, otros dos fiscales solicitaron a España la misma medida por su supuesta implicación en una operación militar contra grupos izquierdistas en 1975. Por si fuera poco, entre su círculo siempre se ha comentado que sus problemas con la Justicia la apartaron definitivamente de varias de sus amistades.
PRIMERA MUJER PRESIDENTA
A las elecciones de 1973 el general Perón se presentó con su segunda esposa como candidata a la Vicepresidencia y tras su muerte Isabelita asumió el mandato. Llegó por circunstancias ajenas a ella, pero eso no quita para que se convirtiese, en 1974, en la primera mujer del mundo en ser jefa de Estado con título de presidenta del país.
El difícil escenario político y económico que atravesaba Argentina, con una presidenta a la que siempre se acusó de no estar bien preparada para ejercer ese cargo, sirvió de abono perfecto para el levantamiento militar y dos años más tarde, en 1976, el general Jorge Rafael Videla asumía la dirección de un país que tendría que vivir bajo la dictadura los siguientes cinco años.
Isabelita fue derrocada el 24 de marzo de aquel año mediante un golpe de Estado que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional y que la tuvo detenida en distintas ciudades del país durante los cinco años que duró. En el momento de su liberación, en 1981, decidió trasladarse a España, donde reside desde entonces.
RELACIÓN CON LA TRIPLE A
La mano derecha durante los años de gobierno de Isabelita fue José López Rega, ministro de Bienestar Social y antiguo secretario personal de Perón. A López Rega se le acusó siempre de fortalecer y alzar a los sectores más radicales de la derecha, organizando una fuerza 'parapolicial' conocida como Alianza Anticomunista Argentina o Triple A que llevaría a cabo el asesinato de más de mil personas, además de cientos de secuestros y torturas entre los que se encontraban reconocidas personalidades de izquierdas del mundo intelectual y de la cultura.
En lo que respecta a Isabelita, todas las veces que se ha pedido su extradición ha sido porque la Fiscalía argentina creía poder demostrar que era conocedora de estos crímenes y nunca los impidió. Por su parte, la Audiencia Nacional (AN) española alegó siempre que el único hecho "estudiable" de todos los que se aportaban era una reunión en la Casa Rosada en la que se proyectaron una serie de diapositivas con imágenes de las personas que después serían asesinadas. Pese a ello, la AN no vio pruebas suficientes para establecer "una relación causal" y se negó a la extradición.
Además, la viuda del general también fue investigada en 2007 por la detención ilegal y posterior desaparición en 1976 de los estudiantes Héctor Aldo Fagetti y Jorge Valentín Berón.
Sea como fuere, y pese a los múltiples intentos por parte de la justicia de su país natal por verla sentada en un banquillo, lo cierto es que su país de acogida nunca lo ha permitido.