BRASILIA, 12 Jul. (Notimérica/EP) -
Los indígenas son uno de los pueblos más desfavorecidos del mundo. Hay por lo menos 5.000 grupos indígenas compuestos de unos 370 millones de personas que viven en más de 70 países de cinco continentes, aunque la zona más poblada es América Latina, según el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU.
La mayoría de poblaciones indígenas han sido excluidas de los procesos de toma de decisiones. Muchos han sido marginados, explotados y sometidos a la fuerza, lo que ha provocado que se conviertan en refugiados por miedo a la persecución, abandonando sus lugares de origen, su identidad y su idioma.
La cuenca del río Amazonas es una selva tropical que se extiende por nueve países latinoamericanos y que alberga a más de 300 indígenas. Se trata del hogar con más pueblos indígenas no contactados del mundo, con al menos 77 grupos de indígenas aislados, según la Fundación Nacional de Indio (FUNAI).
Estos pueblos han visto cómo sus terrenos eran amenazados por fuerzas estatales y transnacionales. Hay muchos grupos interesados en el Amazonas, como los gobiernos de Ecuador, Brasil y Perú, que utilizan la tierra para aumentar los ingresos de sus países.
Además de empresas dedicadas a la extracción de materias como el oro, estaño o acero, la tala de árboles o la explotación petrolífera. Estas exigencias económicas entran en conflicto con el hogar natural de los indígenas, que muchos consideran como un terreno ancestral y sagrado.
LOS 'KAWAHIVA' DE RÍO PARDO
La tribu de los 'Kawahiva' en Río Pardo, Mato Grosso (Brasil), es un ejemplo de pueblo indígena que quiere permanecer aislado por los abusos que se han cometido con ellos. La FUNAI ha estimado que son unos 50 miembros, aunque actualmente pueden ser incluso menos.
Nunca permanecen en un lugar durante mucho tiempo, porque huyen de madereros y otros intrusos interesados en sus tierras. Por eso, han dejado de tener hijos y viven sólo de la caza y pesca, porque no pueden cultivar al no tener un lugar de residencia fijo, según ha explicado el movimiento 'Survival International'.
Su tierra aún no ha sido protegida y su supervivencia como pueblo corre un serio peligro. Su selva está siendo invadida por madereros, muchos de los cuales operan desde Colniza, una de las ciudades fronterizas de Brasil más violentas en una de las regiones más deforestadas de la Amazonía.
LOS 'KORUBOS' DEL VALLE DEL JAVARÍ
En la frontera entre Brasil y Perú, el valle del Javarí es el hogar de siete pueblos indígenas contactados y de unos siete grupos no contactados, una de las mayores concentraciones de pueblos indígenas aislados en Brasil.
Las enfermedades mortales contraídas a través de los extranjeros están afectando a los grupos contactados en su territorio y se teme que puedan transmitirse a otros grupos no contactados con consecuencias trágicas.
LA RESERVA DE SALITRE
La reserva de Salitre está situada en el sur de Costa Rica y es lugar de conflicto entre indígenas y terratenientes, los conocidos como 'finqueros blancos', que suelen atacar a los indígenas para conseguir sus terrenos.
La semana pasada se produjo un nuevo enfrentamiento, cuando un grupo de 'finqueros blancos' llegaron a Buenos Aires de Puntarenas con focos, piedras y armas para sacar a los indígenas por la fuerza de sus casas e incendiar los ranchos.
El Gobierno de Costa Rica ha asegurado que intentará garantizar la integridad física de estos indígenas y proteger sus terrenos.
Actualmente, en el Amazonas tanto los Kayapo y Waiapi de Brasil, los Yanomami de Brasil y de Venezuela, los Quichua y Shuar de Ecuador, los Ashaninka de Perú y los Aymara de Bolivia se enfrentan a luchas similares por la defensa de sus tierras.
Según la ONU, el crimen de genocidio se define como "infligir deliberadamente en un grupo condiciones de vida con la intención de destruirlo, total o parcialmente". Muchos de los pueblos indígenas de América Latina se encuentran en una situación de genocidio.
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