La llegada de la primavera, el aumento de las temperaturas y la combinación con lluvias frecuentes crean el entorno ideal para que insectos como moscas y mosquitos se reproduzcan con rapidez. La humedad acumulada en macetas, desagües, charcos o canalones, junto al calor ambiental, favorece la eclosión de huevos y la aparición de enjambres, lo que explica por qué en esta época del año es tan común verlos invadiendo hogares.