CARACAS, 6 Mar. (Notimérica) -
Desde que en 2010 el presidente húngaro, Viktor Orban, asumió el cargo, y más desde que en 2015 comenzase a multiplicarse el número de personas demandantes de asilo que llegaban a Europa huyendo de las guerras en Oriente Medio, las fronteras de Hungría se cerraron a cal y canto para la inmigración. Orban siempre ha mantenido un discurso ultranacionalista que contrasta, en cambio, con la buena voluntad mostrada para acoger a inmigrantes venezolanos.
Hace cerca de una década que la escasez de alimentos y medicinas en Venezuela obliga a la población a emigrar, pero el último estallido en la situación socio-política del país --cuando el jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se autoproclamó presidente interino con el objetivo de apartar a Nicolás Maduro del poder-- ha tensado aún más las cosas.
En este contexto, cientos de venezolanos están emigrando hacia Hungría. Por el momento hay contabilizados unos 350 que no solo han llegado al país, sino que además lo han hecho con un pasaje de avión pagado por el Gobierno húngaro, según recoge 'BBC Mundo'. Además, otras 750 personas estarían esperando en Caracas para seguir sus pasos. ¿A qué se debe este fenómeno?
El Gobierno de Orban, en el cargo desde 2010, está permitiendo la entrada al país a aquellos venezolanos que puedan demostrar que tienen antepasados húngaros, independientemente de lo lejanos que estos sean. Los portavoces del Ejecutivo insisten en que esta medida se toma porque realmente se trata de "húngaros genuinos que están regresando a casa", aunque la mayoría de ellos nacieron en Venezuela ya que son hijos de dos generaciones que se vieron forzadas a emigrar hacia el país caribeño. La primera oleada se produjo tras la II Guerra Mundial y la segunda en 1956, cuando unas 400 personas abandonaron Hungría tras haber luchado contra los soldados de la Unión Soviética.
A partir de 2017 los líderes de las comunidades húngaras en Venezuela solicitaron ayuda al Gobierno de su país de origen, que decidió abrirles las puertas pero guardando el máximo silencio posible. Quienes ya han llegado al país, según el medio británico, lo han hecho con el total apoyo el Gobierno, que pagará durante los primeros doce meses su alojamiento, así como clases de idiomas e integración.
Consciente de que esta medida puede causar revuelo en un país cuyos líderes han sido elegidos tras basar su discurso en un claro rechazo a la inmigración, el presidente ha solicitado a los beneficiarios del programa que no hablen con la prensa sobre el tema. En total, menos de noventa personas recibieron asilo en Hungría durante 2018. "El Gobierno nos dejó claro que esto no iba a ser fácil de comunicar, por causa de su propia histérica campaña antiinmigración", aseguró uno de los venezolanos acogidos a 'BBC'.