SANTIAGO, 16 Mar. (Notimérica) -
Cada año se producen de media unos 5.500 incendios forestales en Chile, según datos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), pero hay regiones especialmente vulnerables a estos acontecimientos, como la región de Valparaíso, donde la suma de condiciones topográficas, clima e infraestructuras es una mezcla peligrosa.
Este domingo, un incendio en Valparaíso ha dejado un balance de una persona fallecida y 33 heridos, aunque en las regiones periféricas se han incrementado los damnificados. En abril del año pasado, otro incendio en Valparaíso dejó 15 muertos y consumió una superficie de 1.070 hectáreas, dejando 2.500 casas destruidas.
Valparaíso es una localidad costera rodeada por varios cerros, separados entre sí por quebradas sin construir debido a la elevada pendiente, pero cubiertas de vegetación. En las planicies de los cerros es donde se sitúan las poblaciones y núcleos habitados, como Valparaíso y su vecina Viña del Mar.
A medida que las poblaciones crecían, las nuevas construcciones se edificaron escalando la planicie, hacia la zona de los cerros. Estas construcciones, que pertenecen a una población de nivel económico bajo, son muy precarias y de materiales débiles. Las casas están muy próximas entre sí, con distancias de menos de cinco metros, y las calles son estrechas.
Además, el clima en Valparaíso favorece la propagación de los incendios. El viento costero, que procede del sur fundamentalmente, agita las llamas y se suma al viento que genera el propio incendio a medida que se expande y baja por las quebradas, según explicó a Notimérica el jefe de Prevención de Incendios de CONAF, Fernando Maldonado, con motivo del incendio de 2014.
A las infraestructuras y el clima se suma la topografía: Las laderas tienen una pendiente muy fuerte, lo que favorece la propagación de los incendios. Tras arder la primera línea de casas, el fuego se propagó fácilmente de unas a otras por la escasa distancia entre ellas.
PREVENCIÓN DE INCENDIOS
'Los guardias de las cenizas' son los cuerpos que se encargan de prevenir futuros fuegos producidos por rebrotes, aunque los suelos en Valparaíso son delgados y poco fértiles, así que hay poco riesgo de que un incendio se reactive.
En Chile hay dos sistemas de protección, uno privado y otro público. En el país hay grandes empresas forestales, sobre todo, de plantaciones de pino, que pueden llegar a tener 1,8 millones de hectáreas de su propiedad. Por eso, estas empresas protegen sus territorios con sistemas de detección y brigadas propias.
En el resto del país, el Estado con CONAF se encarga de la prevención de incendios forestales. Cuando alguno escapa del control y se transforma en emergencia, se avisa al sistema de recursos adscrito al Ministerio del Interior y al sistema de Protección Civil.
Cuando un incendio se convierte en grave, CONAF avisa a la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), encargada de coordinar la gestión de recursos adicionales, que contrata más aeronaves, cuerpos o brigadas. Aunque en el caso de algunas ciudades y pueblos con interfaz muy peligrosa, como Valparaíso, hay un cuerpo de bomberos por cada comuna.