Actualizado 09/02/2017 10:49

De cómo un gallego inventó el futbolín y lo comenzó a fabricar en Guatemala

Futbolín
Futbolín - PIXABAY
Alejandro Finisterre Futbolín antiguo Pasahojas

   MADRID, 9 Feb. (Notimérica) -

   Se cumple una década del fallecimiento del inventor del futbolín, Alejandro Campos Ramírez, apodado como Finisterre. El también escritor y republicano gallego, pasó la mayor parte de su vida en el exilio y fue en Guatemala donde perfeccionó su invento y lo empezó a fabricar en serie.

   Nacido en Fisterra (A Coruña) en 1919, se marchó a estudiar a la edad de 15 años a Madrid. Durante su estancia en la capital española, la zapatería de su padre que estaba en A Coruña quebró, impidiendo a Alejandro continuar sus estudios, por lo que empezó a trabajar para seguir en la escuela. Fue peón de albañil y después trabajó en una imprenta. En Madrid conoció a León Felipe (del que sería albacea), y junto a Rafael Sánchez Ortega editaron el periódico 'Paso a la juventud' para venderlo por las calles.
Alejandro Finisterre

   Vivió la dura etapa de la Guerra Civil Española quedando sepultado en noviembre de 1936 en uno de los bombardeos en Madrid. A causa de las graves heridas que presentaba, fue trasladado a las dependencias hospitalarias del Monasterio de Montserrat (Cataluña). Allí conoció a muchos jóvenes heridos como él a causa de la guerra que no podían jugar a fútbol. Fue entonces cuando desarrolló la idea del futbolín, inspirado en el tenis de mesa. Por ello, acudió a su amigo carpintero vasco, Francisco Javier Altuna, para que le ayudase a llevar a cabo el proyecto.

   Pese a que patentó su invento en 1937 en Barcelona, no consiguió que el futbolín se fabricase y distribuyese de forma industrial en ese momento, ya que las fábricas de juguetes eran utilizadas para la producción armamentística.
Futbolín antiguo

   Con el triunfo franquista en la guerra, se tuvo que exiliar en Francia cruzando los Pirineos a pie, con la mala suerte de perder durante el viaje el documento de la patente de su invento, aunque este no fue el único que ideó. Finisterre, había aprovechado su tiempo para patentar otra invención, el primer pasahojas mecánico de partituras.

   Gracias a la patente del pasahojas y una vez asentado en París en el año 1948, logró ganar algo de dinero y se marchó a Quito (Ecuador), donde fundó la revista 'Ecuador 0º, 0', 0"', en la que dedicaba cada número a poetas de un país diferente.

Pasahojas

DESDE GUATEMALA

   En 1952, Finisterre marchó a Cabo de Santa María, Guatemala, donde mejoró su futbolín y empezó a fabricarlos haciendo un buen negocio. Todo comenzó cuando el Gobierno guatemalteco lo invitó formalmente para que fabricara futbolines en el país. "Los hacían manos indígenas con caoba de Santa María, finísima, y les incorporábamos barras periscópicas" declaró años atras el propio inventor.

   Durante su etapa en este país, lo sorprendió el golpe de Estado contra Jacobo Arbenz (1954), en el que fue secuestrado y obligado a subir a un avión con destino a Panamá. "Eran agentes franquistas", afirmó. Lo primero que pensó Finisterre era que lo iban a matar e ideó una plan de escape: se encerró en el baño, envolvió la pastilla de jabón con papel de plata, para que pareciera un explosivo, y salió a los pasillos gritando "¡Soy un refugiado español al que han secuestrado, y si es necesario, sé como evitar que este avión llegue a su destino!". Cuando la nave tocó tierra, Finisterre quedó en libertad. Este suceso es recordado como uno de los primeros secuestros aéreos de la historia.

   Tiempo después se fue a México, donde encontró amigos poetas y escritores y permaneció allí dedicándose a las artes gráficas y a la edición. Fundó y presidió la 'Editorial Finisterre Impresora', desde la que editó la revista del centro gallego de México y diferentes libros de poetas, entre los que se encuentran León Felipe y Juan Larrea.

ÚLTIMOS AÑOS

   Finisterre fue un editor muy comprometido con la obra del exilio, y cuando volvió a España, en 1976, siguió tratando de convertir el trabajo de los exiliados en una obra de vida permantente, en las librerías y en las actividades públicas.

   Su regreso a España fue durante la Transición Española. Residió en Aranda del Duero (Burgos), donde continuó escribiendo mientras era miembro de la Real Academia Gallega. Una vez asentado de nuevo en su tierra, Finisterre, se asombró de ver cómo el futbolín estaba teniendo éxito, aunque para su sopresa, esa gran difusión se debía a que los fabricantes valencianos asumieron el juego como creación propia, sin darle ningún crédito a él.

   Años más tarde se trasladó a Zamora, donde gestionó la herencia del poeta León Felipe como albacea testamentario. Fue en esta ciudad donde falleció en su casa del barrio de Pinillla, a la edad de 87 años, el 9 de febrero de 2007. Sus cenizas fueron esparcidas en el Río Duero a su paso por la ciudad de Zamora y por el Atlántico, en Finisterre.

CURIOSIDADES

   El futbolín es tan célebre que incluso el grupo gallego 'Os Diplomáticos de Monte Alto' tiene una canción dedicada al invento de Finisterre que empieza mencionando al inventor: "Ano 37 guerra civil, Alexandre de Fisterra inventa o futbolín". La canción se hizo famosa al ser parte del videoclip del programa infantil 'Xabarín Club' de la Televisión de Galicia.

   También la productora catalana 'Tratart Produccions' realizó 'Tras el futbolín', un documental dirigido por Beb Moll y distribuido por Motion Pictures S.A. En el documental Alejandro Finisterre narra su vida y cómo creó el famoso invento. Fue una de las últimas entrevistas que concedió antes de su muerte.