MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS/Notimérica) -
La Fundación Padre Arrupe ha cumplido tres décadas de trabajo en El Salvador ofreciendo "un oasis de paz en un entorno de violencia" a miles de niños que viven rodeados de maras a los que ofrece "una educación de calidad que cambia vidas", como ha explicado a Europa Press su presidenta Aurora de Rato, sobrina del fundador del proyecto, el Padre Juan Ricardo Salazar-Simpson.
De Rato ha relatado que la institución es una fundación familiar cuya historia comenzó hace 35 años, cuando su tío fue destinado a El Salvador en plena guerra civil. Como recuerda su sobrina, era miembro de la Compañía de Jesús y también formaba parte de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales, lo que le llevó a ocupar la dirección de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI en Madrid. Después de años de trabajo y dedicación en el país centroamericano, "comprendió que la manera más eficaz de ayudar a construir un futuro mejor para los niños nacidos durante el conflicto armado es la educación", ha explicado De Rato.
Con este objetivo se puso en marcha en Madrid (en 1992) y en El Salvador (en 1994) la Fundación Padre Arrupe, una fundación familiar impulsada por el Padre Juan Ricardo y sus hermanos con el fin de ofrecer a esos niños "una educación basada en la excelencia académica y humana que les brinde una oportunidad real" y les capacite para competir en igualdad de condiciones.
Posteriormente, en 1988, se puso en marcha el Colegio Español Padre Arrupe en Soyapango (El Salvador), que cuenta con el apoyo y la ayuda del gobierno y las instituciones del país así como del Gobierno de España, la Unión Europea, junto con empresas y particulares, entre otros. La zona en la que está ubicado el centro es un municipio "especialmente conflictivo", como alerta De Rato ya que, según la policía, en 7 de cada 10 hogares hay al menos un 'marero'.
Tras el fallecimiento del jesuita en 1999, sus hermanos y especialmente su hermana, Felicidad Salazar-Simpson y su cuñado Ramón de Rato Figaredo recogieron el testigo que actualmente lidera Aurora de Rato, "apasionada con el proyecto del tío Juanri', como ella misma reconoce, que educa a cerca de 1.500 niños al año en excelencia y valores éticos y morales, con el fin de que mejoren tanto sus vidas, como las de sus familias y la del país.
El Salvador fue en 2017 el país con mayor tasa de homicidios del mundo y en 2018 el segundo país más peligroso de Latinoamérica, según datos de la ONU. Con una superficie similar a la de Badajoz (21.041 km2) y casi los mismos habitantes que hay en la Comunidad de Madrid (6,4 millones), la pobreza total alcanzaba en 2017 al 29,2% de la población y la pobreza extrema al 7,7%, concentradas, sobre todo, en el área rural, según datos del Gobierno salvadoreño. Desde el Ministerio de Educación de este país, calculan que entre los años 2009 y 2014, las cifras de abandono escolar debido a la inseguridad y violencia del país aumentaron en un 120%.
"EVITAR QUE LOS NIÑOS ESTÉN EN LAS CALLES"
El Complejo Padre Arrupe --construido sobre una superficie de 19 hectáreas-- se compone de una escuela familiar, polideportivos, vigilancia las 24 horas del día, edificios de aulas, capilla y una clínica sanitaria, que atiende a cerca de 60.000 pacientes anualmente. La escuela tiene un horario ininterrumpido de 12 horas, de 06.00 a 18.00 horas, frente al horario de las escuelas públicas salvadoreñas, que tienen una jornada de cuatro horas diarias.
"Este horario prolongado evita que los niños vuelvan a la calle, ya que cuando acaban las clases no hay nadie en sus hogares, pues sus padres están trabajando y son un objetivo para las maras, que los usan como centinelas y finalmente, los integran en las pandillas" subraya la presidenta, que añade que el Colegio ofrece "educación a niños de 4 a 18 años, el 100% procedentes de entornos vulnerables y beca al 100% de sus alumnos".
En este punto, puntualiza que se realiza un estudio socio-económico de cada una de sus familias y se establece un sistema de becas cofinanciadas, por el cual la familia aporta una cantidad acorde a sus posibilidades y el resto de los gastos son cubiertos por la fundación gracias a las aportaciones tanto públicas como privadas, detalla la presidenta. De Rato también indica que ofrecen formación y sensibilización a los padres en temas de igualdad de género y educación.
"El mensaje que transmiten las madres a sus hijas es que es mejor que sean violadas por un familiar que por un extraño. Tenemos que erradicar este tipo de pensamientos", apostilla De Rato, que también hace hincapié en la importancia que tienen las artes plásticas, el teatro y la música en el colegio, donde tienen que cursarse "obligatoriamente" no solo por su papel educativo sino porque también han comprobado que "ayudan a los alumnos a exteriorizar los problemas que sufren fuera del colegio".
Hasta la fecha, ha graduado a 18 promociones de jóvenes que han obtenido Bachillerato General, Bachillerato Técnico Vocacional en Electrónica o Bachillerato Técnico Vocacional en Comercio. Las promociones graduadas aglutinan ya a más de 1.600 jóvenes de Soyapango, Ciudad Delgado y zonas aledañas; y el 100% de los bachilleres cursa una carrera universitaria, frente al 3,8% de los que estudia en el sistema público. La nota media de los alumnos fue de 8,79 en 2018, frente al 5,66 de la educación pública. El año pasado, formaron a más de 300 profesores de 100 colegios públicos.
El Colegio obtuvo en 2015 el reconocimiento a Mejor Colegio de El Salvador por parte del Ministerio de Educación de este país, y desde 2016 y hasta el año pasado, segundo Mejor Colegio de El Salvador. Sus alumnos han obtenido numerosos reconocimientos en Olimpiadas internacionales de Biología, Matemáticas o Físicas, entre otros.
"Ayudamos a cambiar vidas. Cuando acaban el colegio, nuestros alumnos van a la Universidad o se buscan un empleo que compaginan con sus estudios. Si a un niño le das herramientas, ellos pueden llegar a donde quieran", afirma De Rato. Uno de estos casos es el de Fernando Andrés Gil, alumno premiado por la Academia Junior de Ciencias de Nueva York. Junto a otros seis jóvenes de Estados Unidos, Egipto e India han creado un proyecto ecológico consistente en una nueva técnica de reciclaje de botellas de plástico usando gusanos de cera y el hongo Aspergillus Tubingensis.
La presidenta de la fundación avanza que el objetivo es llegar a formar a 65.000 alumnos en los próximos cinco años. "Este y otros muchos casos reflejan la capacidad de cambio que tiene la educación", concluye De Rato.