LA HABANA, 30 Mar. (Notimérica) -
De joven usaba buzos de la conocida marca de deporte Adidas y ya durante la vejez, sus apariciones públicas eran inseparables del cómodo chándal de dos piezas de la misma marca alemana. Sin embargo, los orígenes de la marca ligados al nazismo y al puro capitalismo siempre han tropezado con los valores del antiimperialista y revolucionario marxista Fidel Castro.
Aunque Adidas es la marca más conocida en Cuba, pocos saben que su fundador, Adolf 'Adi' Dassler, fue miembro del partido Nacionalista Obrero Alemán o Partido Nazi (sí, el mismo de Adolf Hitler) y que, durante la Segunda Guerra Mundial, la marca fue la proveedora de las fuerzas armadas unificadas de la Alemania del genocida.
Acostumbrados a ver a Fidel con su estricto uniforme militar verde oliva, sus pies siempre dejaban entrever unas clásicas zapatillas Adidas características por sus tres rayas negras en un lateral. Sin embargo, a partir de la enfermedad que padeció en 2006 y que le obligó a delegar el poder en su hermano menor Raúl, en sus apariciones públicas cambió el atuendo militar por un, ya irrefutable, chándal de dos piezas Adidas.
El motivo principal reside en que Adidas fue la patrocinadora oficial del Comité Olímpico de Cuba hasta el año 2012, encargándose de proveer a los deportistas cubanos de las camisetas, las zapatillas y los pantalones necesarios para las competiciones y acercando la marca a muchos jóvenes que querían ser como sus deportistas favoritos.
"No tenemos contacto alguno con Fidel Castro. La razón por la que se le ha visto con productos Adidas es simple: hasta el 2012, éramos el patrocinador oficial del Comité Olímpico Nacional de Cuba y vestíamos a todos los miembros del equipo olímpico de Cuba con ropa para entrenar y competir durante muchos años", explicó por aquel entonces la directora de comunicación corporativa de Adidas, Katja Schreiber.
"No es algo positivo, ni negativo. Somos una marca deportiva, hacemos productos para atletas, no para líderes políticos", añadieron desde la marca en declaraciones al The New York Times mientras recalcaron que no existía ningún contrato comercial con Castro.
Ahora, el 'chandalismo revolucionario' se ha extendido como la pólvora entre los mandatarios iberoamericanos, quienes han imitado la imagen pública de Fidel utilizando la ropa deportiva como símbolo de identidad por la sublevación.