Publicado 09/12/2024 18:01

Estados Unidos.- Astrónomos del MIT encuentran los asteroides más pequeños jamás detectados en el cinturón principal

MADRID 9 Dic. (EUROPA PRESS) -

Astrónomos del MIT (Estados Unidos) han encontrado una forma de detectar los asteroides más pequeños de un decámetro dentro del cinturón principal de asteroides, un campo de escombros entre Marte y Júpiter donde orbitan millones de asteroides. Hasta ahora, los asteroides más pequeños que los científicos podían discernir allí tenían alrededor de un kilómetro de diámetro. Con el nuevo enfoque del equipo, los científicos ahora pueden detectar asteroides en el cinturón principal de tan solo 10 metros de diámetro.

En un artículo publicado en la revista 'Nature' los investigadores informan que han utilizado su método para detectar más de 100 nuevos asteroides de un decámetro en el cinturón principal de asteroides. Las rocas espaciales varían del tamaño de un autobús a varios estadios de ancho, y son los asteroides más pequeños dentro del cinturón principal que se han detectado hasta la fecha. Los investigadores prevén que este enfoque pueda utilizarse para identificar y rastrear asteroides que probablemente se acerquen a la Tierra.

Se estima que el asteroide que extinguió a los dinosaurios tenía unos 10 kilómetros de diámetro, aproximadamente el ancho de Brooklyn. Se prevé que un impacto de semejante magnitud impacte la Tierra en contadas ocasiones, una vez cada 100 a 500 millones de años. En cambio, asteroides mucho más pequeños, del tamaño de un autobús, pueden chocar con la Tierra con mayor frecuencia, cada pocos años.

Estos asteroides de "decámetros", que miden apenas unas decenas de metros de diámetro, tienen más probabilidades de escapar del cinturón principal de asteroides y migrar hacia él para convertirse en objetos cercanos a la Tierra. Si impactan, estas rocas espaciales pequeñas pero poderosas pueden enviar ondas de choque a través de regiones enteras, como el impacto de 1908 en Tunguska, Siberia, y el asteroide de 2013 que se desintegró en el cielo sobre Chelyabinsk, Urales. Poder observar asteroides decámetros del cinturón principal proporcionaría una ventana al origen de los meteoritos.

Ahora, coautores del estudio, que incluyen a los profesores de ciencia planetaria del MIT Julien de Wit y Richard Binzel exponen: "Hemos sido capaces de detectar objetos cercanos a la Tierra de hasta 10 metros de tamaño cuando están realmente cerca de la Tierra. Ahora tenemos una forma de detectar estos pequeños asteroides cuando están mucho más lejos, por lo que podemos realizar un seguimiento orbital más preciso, que es clave para la defensa planetaria".

De Wit y su equipo se centran principalmente en la búsqueda y el estudio de exoplanetas, mundos fuera del sistema solar que podrían ser habitables. Los investigadores forman parte del grupo que en 2016 descubrió un sistema planetario alrededor de TRAPPIST-1, una estrella que se encuentra a unos 40 años luz de la Tierra. Utilizando el Telescopio Pequeño para Planetas en Tránsito y Planetismales (TRAPPIST) en Chile, el equipo confirmó que la estrella alberga planetas rocosos del tamaño de la Tierra, varios de los cuales se encuentran en la zona habitable.

Desde entonces, los científicos han enfocado muchos telescopios en distintas longitudes de onda hacia el sistema TRAPPIST-1 para caracterizar mejor los planetas y buscar señales de vida. Con estas búsquedas, los astrónomos han tenido que seleccionar entre el "ruido" de las imágenes de los telescopios, como el gas, el polvo y los objetos planetarios que se encuentran entre la Tierra y la estrella, para descifrar con mayor claridad los planetas de TRAPPIST-1. A menudo, el ruido que descartan incluye asteroides que pasan cerca. "Para la mayoría de los astrónomos, los asteroides son vistos como una especie de plaga del cielo, en el sentido de que cruzan el campo de visión y afectan los datos", dice de Wit.

De Wit y Burdanov se preguntaron si los mismos datos utilizados para buscar exoplanetas podrían reciclarse y extraerse para encontrar asteroides en nuestro propio sistema solar. Para ello, buscaron el método de "desplazamiento y apilamiento", una técnica de procesamiento de imágenes que se desarrolló por primera vez en la década de 1990. El método implica desplazar múltiples imágenes del mismo campo de visión y apilarlas para ver si un objeto que de otro modo sería débil puede eclipsar el ruido.

La aplicación de este método para buscar asteroides desconocidos en imágenes que originalmente están enfocadas en estrellas lejanas requeriría recursos computacionales significativos, ya que implicaría probar una gran cantidad de escenarios para determinar dónde podría estar un asteroide. Luego, los investigadores tendrían que cambiar miles de imágenes para cada escenario para ver si un asteroide está realmente donde se predijo que estaría.

Para el nuevo estudio, los investigadores buscaron más asteroides, pero de menor tamaño, utilizando datos del observatorio más potente del mundo: el telescopio espacial James Webb (JWST) de la NASA, que es especialmente sensible a la luz infrarroja en lugar de la luz visible. En realidad, los asteroides que orbitan en el cinturón principal de asteroides son mucho más brillantes en longitudes de onda infrarrojas que en longitudes de onda visibles y, por lo tanto, son mucho más fáciles de detectar con las capacidades infrarrojas del JWST.

El equipo aplicó su enfoque a las imágenes de TRAPPIST-1 obtenidas por el JWST. Los datos comprendían más de 10.000 imágenes de la estrella, que se obtuvieron originalmente para buscar señales de atmósferas alrededor de los planetas interiores del sistema. Después de procesar las imágenes, los investigadores pudieron detectar ocho asteroides conocidos en el cinturón principal. Luego buscaron más a fondo y descubrieron 138 asteroides nuevos alrededor del cinturón principal, todos con un diámetro de decenas de metros, los asteroides más pequeños del cinturón principal detectados hasta la fecha. Sospechan que algunos asteroides están en camino de convertirse en objetos cercanos a la Tierra, mientras que uno es probablemente un troyano, un asteroide que sigue a Júpiter.

"Pensábamos que sólo detectaríamos unos pocos objetos nuevos, pero hemos detectado muchos más de lo esperado, especialmente los pequeños", comenta de Wit. "Es una señal de que estamos investigando un nuevo régimen de población, en el que se forman muchos más objetos pequeños a través de cascadas de colisiones que son muy eficientes para desintegrar asteroides por debajo de los 100 metros".

"Estamos entrando en un espacio totalmente nuevo e inexplorado gracias a las tecnologías modernas", aporta Burdanov. "Es un buen ejemplo de lo que podemos hacer como campo cuando analizamos los datos de forma diferente. A veces hay grandes recompensas, y esta es una de ellas".

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