BUENOS AIRES, 13 Dic. (Notimérica) -
Uno de los implicados en los 'vuelos de la muerte', el ex militar argentino Adolfo Scilingo, ha obtenido este viernes un permiso para abandonar la prisión de Alcalá de Henares (situada en Madrid, España), después de que fuera condenado a 1.084 años de cárcel en el año 2007.
Scilingo participó en al menos dos 'vuelos de la muerte' durante la dictadura de Argentina, autodenominada como Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).
Durante este período, los conocidos como 'vuelos de la muerte', supusieron una forma de exterminio consistente en arrojar a una persona en pleno vuelo hacia el mar. Durante la dictadura cívico-militar argentina se realizaron de manera constante y dejaron miles de víctimas.
El objetivo de esta práctica era que las personas arrojadas al mar se ahogaran o fueran devoradas por criaturas marinas y de este modo, se las diera por desaparecidas.
Desde 1976, comenzaron a aparecer cadáveres en la costa este de Uruguay. Los cadáveres fueron enterrados rápidamente, sin embargo, los médicos forenses señalaron en la época que la causa de la muerte no había sido el ahogamiento, la mayor parte de las veces, la muerte se producía como consecuencia de un choque desde gran altura.
Las víctimas de estas prácticas eran principalmente los guerrilleros y opositores políticos que estaban detenidos. Además, antes de ser lanzados al mar, eran torturados y atados de pies y manos. Algunos de los cadáveres que volvieron a la costa tenían marcas de haber sido electrificados.
En el caso de las mujeres, los restos demostraron que habían sido violadas y torturadas antes de ser lanzadas al mar. Algunos de los cuerpos conservaban todavía algunas posesiones en los bolsillos de la ropa.
'EL VUELO'
Este método de exterminio fue más tarde narrado por Scilingo al periodista Horacio Verbitsky, que plasmó los detalles en el libro 'El Vuelo'. El ex militar explicó que primero se anestesiaba a las víctimas con la ayuda de médicos para después ser lanzados desde un avión.
Algunos de los centros clandestinos de detención donde tenían a los presos políticos que la dictadura definió como 'subversivos' fueron situados cerca de los aeródromos con el objetivo de facilitar el proceso.
La prueba de que se realizaban estos vuelos salió a la luz en el año 2005, cuando se identificaron unos cadáveres que habían aparecido en la costa de Buenos Aires. Entre ellos se encontraba el de Azucena Villaflor, la fundadora de Madres de Plaza de Mayo.
En total, fueron detenidos en Argentina cinco ex pilotos militares. En España, se encuentra Scilingo, que confesó al juez Baltasar Garzón, de nacionalidad española, haber arrojado a 30 personas al mar.
Aunque no existe una cifra exacta del número de personas que fueron asesinadas, se calcula --según las estimaciones del propio Scilingo-- que la cifra podría ser superior a 5.000 personas.