MADRID, 29 Oct. (Notimérica) -
Hace más de diez meses que el ébola comenzó su expansión por África Occidental, llevándose a su paso más de 4.900 vidas, casi la totalidad de ellas dentro del continente africano. Desde ese momento comenzaron los interrogantes sobre la procedencia del virus, los primeros infectados y las formas de contagio.
Tras varias semanas de estudios, investigadores del New England Journal of Medicine han determinado que la primera persona a la que el ébola pudo atacar fue a Emile Ouamouno, un niño de dos años que vivía en una aldea situada en un bosque tropical al sur de Guinea, cerca de las fronteras con Sierra Leona y Liberia.
Según se detalla en el informe, Ouamouno pudo haberse contagiado hace casi un año y aunque por el momento se desconocen las causas concretas, los investigadores apuntan a la posibilidad de que fuera debido al contacto con fluidos o tejidos infectados de algún animal.
El pequeño comenzó a mostrar los primeros síntomas de la enfermedad a primeros de diciembre del pasado año y tan solo cuatro días después falleció. En menos de un mes, el virus se llevó por delante a su hermana, su madre y su abuela, dejando al padre de la familia destrozado.
RÁPIDA EXPANSIÓN
Tras la muerte de la abuela de Ouamouno, se celebró un funeral en el que se cree que se contagiaron varios de los vecinos de la aldea de Meliandou (lugar de residencia de la familia Ouamouno) y de las aldeas cercanas. Una comadrona fue la encargada de poner en guardia a la población, pero la sanitaria que había atendido a pacientes con posibles síntomas se contagió y fue tratada en el hospital de Macenta, a unos 80 kilómetros.
El doctor que trató a la sanitaria también terminó infectado y transmitió el virus a sus hermanos, que vivían en una localidad a 133 kilómetros de Macenta. Así comenzó -según se desprende del estudio del New England Journal of Medicine- la expansión de esta enfermedad que el pasado lunes registraba más de 4.900 muertos, casi todos ellos en África.
"EL ÉBOLA NOS HA HECHO AÚN MÁS POBRES"
En Meliandou murieron 14 personas en los meses siguientes a la muerte de Ouamouno y, a pesar de que ahora la aldea ha sido declarada como libre de ébola, el temor de que la enfermedad ataque de nuevo a esta zona del sur de Guinea está muy presente entre los vecinos, que queman colchones, sábanas y cuanto tienen en sus casas.
Pero más allá de ese miedo, la población sufre una discriminación continua. A pesar de ser importantes productores de arroz, los agricultores de la zona han denunciado que nadie en el país compra sus productos. Reconocen incluso que el ébola les ha hecho "aún más pobres".