BUENOS AIRES, 26 Jul. (Notimérica) -
"No hay nada que sea más fuerte que un pueblo", decía Eva María Duarte de Perón, conocida popularmente como Eva Perón o Evita. "Lo único que se necesita es decidirlo a ser justo, libre y soberano".
Considerada como una de las mujeres más influyentes de la historia de Iberoamérica, Evita era una gran precursora de la lucha por la igualdad de género e impulsora del sufragio femenino. La que fuera primera dama de Argentina entre 1946 y 1952 tuvo una muerte prematura a los 33 años debido a un cáncer de cuello uterino.
Este martes se cumplen 64 años de su muerte, sucedida el 26 de julio de 1963. A pesar de su corta vida, una de las principales propulsoras del 'peronismo' supo difundir por cada rincón de la Argentina que "donde existe una necesidad hay un derecho", recordando siempre que tenía ocasión que su vida estaba dedicada a su pueblo, con sus miserias y sus grandezas.
Nacida en la localidad argentina de Los Toldos --aunque algunos historiadores apuntan a que su nacimiento se produjo en la ciudad de Junín-- en 1919, Evita era hija ilegítima de Juan Duarte y de Juana Ibarguren.
La argentina crecería en su localidad natal, donde ya mostró su fuerte carácter desde niña. Uno de los hechos más destacados en sus varias biografías es el momento que protagonizó cuando falleció su padre en un accidente de tráfico cuando ella tan solo tenía siete años. Toda la familia viajó a la ciudad de Chivilcoy para asistir al velatorio, pero la familia legítima le prohibió la entrada. Sin embargo, Eva asistió al entierro a pesar de la negativa.
Con su familia viviría hasta los 16 años, cuando asfixiada por el ambiente pueblerino, decidió mudarse a Buenos Aires para ser actriz. Sola, sin recursos ni educación, se enfrentó a un Buenos Aires hostil y duro. Trabajó como actriz en pequeños locales y en la radio. Al llegar a la ciudad, obtuvo un papel secundario en la compañía teatral de Eva Franco. El 28 de marzo de 1935 debutaría profesionalmente en el Teatro Comedias.
Durante los siguientes años, Eva Duarte fue logrando un cierto reconocimiento, actuando en películas como actriz de segunda línea, modelo, pero sobre todo, con una carrera exitosa como locutora y actriz de radioteatros. Entre el radioteatro y las películas, Eva logró una situación económica estable y cómoda.
Fue este cierto estatus el que le permitió conocer en 1944 al coronel Juan Domingo Perón. Eva confesaba que el coronel la cautivó a través de sus discursos radiofónicos en defensa de los más desfavorecidos.
En ese momento, Perón estaba al frente dos importantes carteras del Gobierno, la Secretaría de Guerra y la Secretaría de Trabajo y de Seguridad Social. A pesar de su diferencia de edad, ambos compartían el origen humilde y el resentimiento hacia las clases altas dominantes.
Al año siguiente de conocerse, en 1945, Perón y Duarte se casaron. Ese mismo año, el coronel fue destituido de sus cargos y encarcelado en la isla de Martín García. Fue en ese momento donde Eva mostró su gran energía y carisma para conectar con los sectores nacionalistas del ejército afines a su marido así como con los trabajadores.
La campaña de agitación que comenzó culminó el 17 de octubre, cuando miles de trabajadores a los que se refirió como 'descamisados' ocuparon el centro de Buenos Aires para exigir la libertad del político, provocando la mayor manifestación popular en el país hasta ese entonces.
Una vez liberado, Perón se presentó a las elecciones de 1946 y obtuvo un rotundo triunfo. De esta forma, Eva se convertiría en primera dama de Argentina, impulsando una política social desde la presidencia de la Fundación Eva Perón, financiada con fondos públicos y que repartió ayudas sociales a los más necesitados.
Fue en ese momento cuando se ganó el nombre de Evita. Referida así por las clases populares, se convirtió en el rostro y enlace de la Presidencia con las organizaciones obreras. De la misma forma, la preocupación por la situación de la mujer le llevó a fundar en 1949 el Partido Peronista Femenino. Muchos biógrafos consideran que fue Evita una de las impulsoras de la igualdad de sexos en Iberoamérica, pues promovió medidas orientadas a mejorar la integración de la mujer en el mundo laboral e impulsando el sufragio femenino en Argentina, aprobado en 1946.
"Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad", decía la joven Evita.
Así, en 1951, Perón fue testigo de la primera votación de las mujeres en Argentina, que también podían ser candidatas a la presidencia. De hecho, debido a la gran popularidad de la que gozaba, la Confederación General del Trabajo propuso la candidatura de la primera dama al cago de la Vicepresidencia de la Nación, acompañando a Perón, algo a lo que Evita renunció.
SU MUERTE
Sumado a esto, se puso en conocimiento de Eva la grave enfermedad que padecía. Evita enfermó de cáncer de cuello uterino. La primera manifestación de su enfermedad se dio en 1950, cuando sufrió un desmayo en un acto. A comienzos de 1951, volvió a desmayarse en la fundación que llevaba su nombre. El avance del cáncer la volvía cada vez más débil y la obligaba a guardar reposo y a suspender sus actos públicos.
Finalmente, en noviembre de 1951 fue intervenida quirúrgicamente . Seis días después, tras la operación --que no salvaría su vida por el avanzado estado de la enfermedad--, votó postrada en su cama durante las elecciones generales que consagrarían la reelección de Perón.
A la edad de 33 años, fallecería Eva Perón, el 26 de julio de 1952. La Central General de Trabajadores declaró tres días de paro y el Gobierno estableció un duelo nacional de 30 días. La procesión de su cuerpo fue seguida por más de dos millones de personas, y su paso por las calles recibió una lluvia de flores arrojados desde los balcones cercanos, una imagen que marcaría la historia argentina, al igual que lo hizo Eva Perón.
Su cuerpo, embalsamado y mantenido en exposición, fue secuestrado cuando la Revolución Libertadora derrocó a Perón en 1955, haciendo desaparecer el cuerpo durante 14 años.
"Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque dejé en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria", confesó Evita.