MADRID, 12 Dic. (Notimérica) -
Los sistemas educativos de América Latina y el Caribe han vivido, durante las últimas décadas, varias reformas alimentadas por paradigmas sociopolíticos, pedagógicos y tecnólogicos.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y avances logrados, muchos países de la región están muy lejos de igualar el nivel educativo de las naciones más desarrolladas.
Tal y como han revelado estudios realizados por organizaciones como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), si el ritmo actual de progreso de los países con mejores resultados de América Latina sigue así, harán falta más de diez años para alcanzar la media de los países de la OCDE, un plazo de tiempo que supera los veinte para los países de la región con peores resultados.
Los resultados de los informes del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), aplicadas a ocho países que, debido a su demografía, representan el 85 por ciento de la población de esta región, son preocupantes. Los países analizados se ubican entre los últimos veinte países del mundo en los que estas pruebas son realizadas, un resultado que manifiesta que los estudiantes de Latinoamérica y el Caribe cuentan con una media de dos años escolares de retraso con respecto a sus compañeros de los países de la OCDE.
En este sentido, una infografía publicada en el portal de datos abiertos del BID, 'Números para el Desarrollo', revela la conexión existente entre el nivel y calidad de educación y el desarrollo social en esta región.
EL DESARROLLO SOCIAL, DE LA MANO DE LA EDUCACIÓN.
Según estos datos, los países con un porcentaje mayor de población que ha completado la enseñanza secundaria, tienen un índice de clase alta superior y un nivel de pobreza inferior.
Chile, que cuenta con el mayor número de personas que han superado la secundaria (65 por ciento), tiene el mayor porcentaje de población perteneciente a la clase media de todos los países (89 por ciento) y es la nación con menos nivel de pobreza (4 por ciento).
Esta relación es similar en otros países como Argentina, en donde un 62 por ciento ha estudiado la educación secundaria, un 51 por ciento de sus habitantes forma parte de la clase media y sólo tiene un 5 por ciento de pobreza.
En el lado opuesto, se sitúan países como Honduras, en el que sólo un 10 por ciento de la población ha completado la enseñanza secundaria, mismo porcentaje que ocupa la clase media y en donde el nivel de pobreza es de un 46 por ciento.
Nicaragua o Guatemala se suman también a esta tendencia, con un 27% de población educada, 8% de clase media y 39% de pobreza, y un 32%, 7% y 12% respectivamente.
Algunas de las razones que podrían justificar esta relación son las grandes desigualdades que existen en el acceso a los servicios educativos, sanitarios y demás ámbitos sociales de los ciudadanos de América Latina y el Caribe, una región que se caracteriza por ser la más inequitativa del mundo, donde los habitantes tienen mucho dinero o muy poco y donde la clase media sólo existe en países que consiguen integrar a toda la población en las medidas y reformas gubernamentales.
Para asegurar más y mejores aprendizajes para todos -democratizar realmente la educación-, esta región debe realizar estrategias y cambios internos, no relacionar el crecimiento económico mediante políticas externas con el desarrollo de los países. Así, la educación debe ser el elemento crucial en torno al cual se definan las políticas de desarrollo para conseguir avances que beneficien a toda la población.
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