Actualizado 16/04/2014 22:51

América se contrae por los movimientos de placas tectónicas

Terremoto en Chile, Alto Hospicio
Foto: REUTERS

SANTIAGO, 16 Abr. (Notimérica/EP) -

   El inicio de la actividad volcánica en Nicaragua, el terremoto de Chile de este mes y sus numerosas réplicas tienen una explicación topográfica. Comprender el terreno es la clave de la prevención para futuros movimientos de placas tectónicas.

   El director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile (CSN), Sergio Barrientos, ha explicado a Notimérica/EP qué es lo que está sucediendo en Chile, "una zona altamente sísmica, en la que los terremotos son siempre probables".

   "La costa chilena es una zona de subducción en la que dos placas tectónicas se acoplan y una (la placa de Nazca) contacta con la otra (la placa Sudamericana) y penetra debajo de ella", ha explicado el experto.

   En otras zonas, como la placa de San Andrés, en California (Estados Unidos) o la placa de Turquía, el choque de placas es horizontal, como un roce, por lo que las zonas de contacto no son más que 18 kilómetros y los terremotos son mucho menores.

   El especialista ha explicado que en su país, Chile, "el movimiento de una placa debajo de otra no supera los 6,5 centímetros por año, cifra parecida a lo que una uña crece, muy poco apreciable".

   Sin embargo, cuando se produce un terremoto, la placa se mueve de forma brusca y violenta, produciendo el seísmo. "En países sísmicos, uno sabe que van a seguir ocurriendo terremotos porque han ocurrido durante el pasado. Se sabe que van a ocurrir terremotos importantes, pero suceden con tiempos distintos", ha explicado Barrientos.

   El experto ha afirmado que los grandes terremotos son poco habituales porque "un temblor de 9 puede tardar varios cientos de años en acumular la energía necesaria para liberar esa magnitud".

   "La región (norte de Chile) donde ocurrió el terremoto (del 1 de abril) no había tenido movimientos durante más de 130 años", ha dicho Barrientos. Aunque en el 2010 ocurrió otro gran terremoto en Chile, de 8,2 de magnitud, éste se produjo en una sección diferente.

   El especialista también se ha referido a la actividad sísmica que se inició en la península de Chiltepe, en Nicaragua, debido al volcán de Apoyeque y que podría ser el detonante de un terremoto superior.

   "Nicaragua pertenece a la zona donde suelen ocurrir terremotos, es decir, uno esperaría que sucedan por las altas velocidades de convergencia". A lo que ha añadido que "es posible, por tanto, que se produzca un terremoto, independientemente de lo que está pasando ahora con el volcán".

LAS RÉPLICAS

   "En zonas de subducción, es muy habitual que se registren réplicas, más aún en el caso de temblores profundos que ocurren a más de 100 kilómetros de profundidad, que tienen muchas repeticiones", ha explicado Barrientos.

   En el caso del terremoto de magnitud 8,2 de este mes, ha ocurrido en una zona de contacto entre placas, por lo que el experto espera que "sigan ocurriendo muchas réplicas, porque son reajustes de la corteza de la región, frente al cambio de tensiones que produjo el terremoto principal".

   Estos reajustes ocurren en el plano de fallas activado pero, sobre todo, "en los bordes donde no ha habido mucho movimiento de fallas". Por ejemplo, la mayor réplica del terremoto del 1 de abril, de magnitud 7,6, fue en la zona sur, una sección lejana a donde se produjo el gran sismo.

PREVENCIÓN

   El director del CSN ha advertido de la necesidad de más instrumentos y medios para la prevención. "Indudablemente, en Chile necesitaríamos aún más medios para la sismología. Cuántos más instrumentos de observación existan, mejor se puede cuantificar la realidad del país", ha dicho.

   "Debemos tener alrededor de 85 estaciones sismológicas distribuidas a lo largo de todo el país, con las que colaboran Alemania y Francia, pero estamos instalando un número mayor, 30 más, y también incrementando el número de GPS", ha añadido Barrientos.

   El especialista también se ha referido a la población como elemento de prevención: "Ha habido un cambio sustancial en la población y las autoridades después del terremoto de 2010. Ha cambiado la percepción del peligro que tiene la gente".

   En cuanto a las estructuras, Barrientos ha afirmado que "las construcciones sismo-resistentes han aguantado bastante". "Los ingenieros han aprendido normas de construcción y edificación sísmica mucho más seguras para la población", ha valorado.