BRASILIA, 21 Dic. (Notimérica) -
La cultura brasileña está compuesta por diversidad de minorías étnicas y por una fuerte influencia europea, debido a su pasado como colonia portuguesa, que conforman las tradiciones navideñas del país. Tanto en las ciudades pequeñas de Brasil como en las grandes, las celebraciones son parecidas a las de Europa y América del Norte.
A pesar de las altas temperaturas que se pueden alcanzar en diciembre, no faltan las clásicas decoraciones navideñas. Desde Boa Vista hasta Porto Alegre, los árboles de navidad, las casas decoradas con luces, los belenes y el intercambio de regalos se expanden por cada barrio. Además, el buen clima invita a organizar la mayoría de los festejos cerca de la medianoche. Los fuegos artificiales son los encargados de anunciar el comienzo de la Navidad en Brasil.
Desde hace 19 años, en Río de Janeiro se alza cada año el impresionante 'Árvore de Natal da Lagoa', un árbol de aproximadamente 85 metros de altura, emplazado en mitad de la Laguna Rodrigo de Freitas y conformado por millones de lámparas y cables luminosos que producen cantidad de efectos diferentes. El resultado es una fiesta de color con una de las imágenes más bonitas de la Navidad que hipnotiza a todo aquel que disfruta de Río durante la Navidad.
Por otro lado, en Curitiba, ciudad al sur del país, se realiza anualmente un concurso en el que se premia a los vecinos cuyas casas cuentan con las decoraciones más espectaculares, tanto a nivel exterior como interior.
Otra de las tradiciones navideñas más aclamadas de Brasil es el festival de 'Natal Luz' que se celebra en Gramado, en el Estado de Río Grande do Sul. Esta fiesta navideña, que cumple 31 años, ya se ha convertido en uno de los festivales navideños más importantes del país ya que celebra la Navidad durante 60 días sin descanso. Además de una oportunidad para reunir a toda la familia y disfrutar de su compañía, el festival de 'Natal Luz' cuenta con un bonito despliegue escenográfico a todo color que, además, reúne danza, música, fantasía y fiesta.
En todos los rincones del país, los más pequeños esperan con emoción la llegada de Papai Noel. Él es el encargado de traer los regalos de todos los brasileños hasta estas cálidas tierras y, según cuenta la leyenda, lo hace vestido con un traje de seda para soportar las altas temperaturas del verano brasileño.
La cena de Nochebuena, por lo general, sigue las clásicas tradiciones americanas con la preparación del pavo asado acompañado de jamón y verduras. Por supuesto, los más católicos aprovechan esa noche para asistir a la 'Missa do Galo', celebración que termina en la madrugada del día 25 diciembre.
Durante el día de Navidad, muchos brasileños también asisten a misa, aunque estas suelen tener lugar al atardecer. Antes disfrutan de un día de descanso, tal vez en la playa, y de la llamada Ceia de Natal.
Lo más especial del 31 de diciembre son los fuegos artificiales que deslumbran al entrar en el Año Nuevo. Los más famosos son los que tienen lugar en la Playa de Copacabana, en Río de Janeiro, que iluminan el cielo durante más de 15 minutos a ritmo de música y espectáculos en la arena. La gente de todas las edades, culturas y religiones se acumula a las orillas del mar bailando y viendo los tradicionales rituales de candombe, baile propio del folclore de esta ciudad, que llevan a cabo algunas personas al son de tamboriles. Su origen se encuentra en las tradiciones de los esclavos negros que fueron llevados al Río de Plata durante la colonización.
Pero a los brasileños también les preocupa mucho comenzar bien el Año Nuevo. Por ello, cuenta con una serie de "supersticiones" o curiosas tradiciones para lograrlo. Si quieres empezar el año con el pie derecho debes dar tres brincos con una copa de champán en la mano pero sin derramar una sola gota, esparcir flores amarillas por la habitación y evitar guardar la ropa del revés. Sin embargo, si la primera visita del día 1 de enero es de un hombre, no debes preocuparte por nada, tu felicidad estará asegurada para todo el año.
Lejos de las tradiciones más arraigadas en la cultura brasileña destaca la celebración de la carrera de San Silvestre. Se trata de una costumbre que se realiza el último día del año y que se celebra en Brasil desde 1925. Aunque el recorrido ha variado y los participantes se han multiplicado, el espíritu de esta carrera sigue siendo el mismo.