SAO PAULO, 13 May. (Reuters/Notimérica) -
Una epidemia de dengue está avivando el enojo público sobre lo que los brasileños dicen es el mayor reto de la presidenta Dilma Rousseff: el pésimo estado del sistema nacional de salud.
Este año se han confirmado unos 750.000 casos del virus que transmite el mosquito en este país de 200 millones de personas, con filas de espera de hasta cuatro horas o más en algunos hospitales.
La enfermedad, que genera fiebre y dolor en las articulaciones, ha causado la muerte de 229 personas en lo que va del año, un 45 por ciento más que en el mismo período del 2014.
El ministro de Salud, Arthur Chioro, dijo que el brote se debía en parte a una severa sequía que afecta al sureste de Brasil, un área que incluye Sao Paulo donde el dengue ha sido más frecuente. Muchas personas han almacenado agua en baldes por temor a quedarse sin el preciado líquido, creando el lugar perfecto para la reproducción de los mosquitos.
Pero muchos apuntan al Gobierno. Brasil promete cuidados de salud universales en su Constitución, pero el sistema no tiene suficientes fondos y está mal administrado, dicen los críticos.
Si bien el Gobierno de Rousseff, cuya popularidad está en mínimos de un 19 por ciento, presupuestó 10,1 millones de reales (3,3 millones de dólares) en el 2014 para explorar nuevas maneras de combatir el dengue, solo gastó un 60 por ciento de la cifra debido a la falta de proyectos viables, entre otras razones, dijo el Ministerio de Salud.
En sondeos recientes, los brasileños identificaron al sistema de salud como uno de los mayores problemas del país, incluso en momentos en que la economía está probablemente en recesión y la presidenta enfrenta un enorme escándalo de corrupción en la estatal Petrobras.
Personas con síntomas de dengue que esperaban en una clínica en São Paulo esta semana opinaron que los problemas estaban relacionados.
"Si el Gobierno robara menos, ya habría visto un doctor", dijo Raimunda da Costa, de 52 años, generando un coro de aprobación de una decena de personas en la fila.
En verdad, los 1.000 millones de dólares que los fiscales creen fueron malversados en el escándalo de Petrobras durante una década no son nada en comparación con los 33.000 millones de dólares que el Ministerio de Salud gastó el año pasado.
El Gobierno federal también comparte la responsabilidad por el sistema de salud pública con autoridades estatales y municipales.
Los brasileños pagan algunos de los impuestos más altos de América Latina, casi el doble que los chilenos en términos porcentuales y comparables a los de los británicos o canadienses, lo que hace que esperar horas para ver a un médico parezca incluso más inaguantable.
Los brasileños que pueden pagar planes del sector privado tiene acceso a uno de los mejores sistemas de salud de América del Sur, pero casi el 70 por ciento de la población acude al sistema público.
El Gobierno solo gasta un 4 por ciento del producto interno bruto en la salud, en comparación con más del 7 por ciento en otros países que garantizan el acceso universal, como Gran Bretaña y Suecia, según el Consejo Federal de Medicina (CFM) de Brasil, una organización sin fines de lucro.
Datos del CFM muestran que el gasto gubernamental en salud aumentó en un 80 por ciento en una base ajustada por inflación desde el 2003.
En respuesta a preguntas enviadas por correo electrónico, el Ministerio de Salud señaló nuevos y más eficientes procedimientos y dijo que el gasto federal en salud subirá otro 6 por ciento este año.
Varios indicadores de salud mejoraron recientemente. La tasa de mortalidad infantil en el país se redujo a la mitad desde el 2000, mientras que la expectativa de vida al nacer aumentó de 66 años en 1990 a 75 años en el 2013, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).