MADRID, 26 May. (Notimérica) -
La boda entre el político venezolano fundador de la República de la Gran Colombia, Simón Bolívar, y la aristócrata española, María Teresa del Toro, se celebró en Madrid el 26 de mayo de 1802, hoy hace 215 años. Fue la única vez que el Libertador contrajo matrimonio.
Bolívar se casó cuando tenía 19 años con la que fue el amor de su vida, tres años mayor que él. Su matrimonio se acabó de forma prematura ya que María Teresa del Toro murió repentinamente de fiebre amarilla.
Maria Teresa conoció a Simón Bolívar en la casa del Marqués Gerónimo de Ustáriz, donde el Libertador acudía para terminar sus estudios. María Teresa cautivó a Bolívar hasta tal punto que a pesar de su edad, el joven rápidamente le declaró su amor y esperó hasta la mayoría de edad para obtener la aprobación final del padre de ella. Simón Bolívar le propuso matrimonio formalmente el 5 de abril de 1802.
La herencia de Bolívar dependía de que tuviese un matrimonio asentado, por lo que él reportaba con orgullo su noviazgo. Los abogados del joven le pusieron un valor a su prometida de 100.000 reales por la consideración de su distinguido nacimiento, su virginidad, sus cualidades personales y su disposición de dejar España para acompañarlo a Venezuela. Eran las costumbres propias de la época a las cuales se respondía con naturalidad, pero que nada hacían desmerecer el amor entre los novios.
La ceremonia se llevó a cabo en la Iglesia de San José, en el barrio madrileño de Chueca, iglesia ya desaparecida en cuyo solar actual figura una placa conmemorativa del hecho.
Tras 20 días de júbilo y festejos familiares, los recién casados viajaron a La Coruña para después partir hacia Caracas, la tierra natal de Bolívar, en donde la aristócrata se adaptó con facilidad. Allí la acogieron con gran aprecio hasta su muerte, solo ocho meses después de su llegada. La temprana muerte de María Teresa cambió la vida de Bolívar y juró que ella sería su única esposa y su único amor verdadero. Bolívar nunca más volvió a contraer matrimonio.
La desesperación que sentía Bolívar hizo que sus más allegados temieran por su vida, por lo que el Libertador realizó por recomendación un segundo viaje a Europa donde se reencontró con su suegro. Finalmente, canalizó la desesperación hacia la política, volcándose en los asuntos públicos y consagrando su vida a luchar por la emancipación americana frente al Imperio Español.
En 1828, analizando la influencia que la muerte de su esposa había tenido en él, Bolívar confesó: "Si no hubiera enviudado, quizás mi vida hubiera sido otra; no sería el General Bolívar ni el Libertador, aunque convengo en que mi genio no era para ser Alcalde de San Mateo".