MÉXICO, 8 Ene (Notimex/Notimérica)
La cordillera de los Andes es un laboratorio perfecto para los estudiosos de la composición y estructura de la Tierra, señaló el especialista Víctor Alberto Ramos, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en Argentina.
Además, constituye uno de los sistemas montañosos más grandes del mundo y un lugar de interés científico para algunos grupos de geólogos, ya que es única en su origen y su proceso de formación es muy reciente, de hace unos 20 millones de años, una edad geológica pronta.
Ramos, quien se ha dedicado a estudiar los procesos de formación que dieron origen a esta cadena de montañas de 7.240 kilómetros de longitud, la más extensa del planeta.
"Conocer los procesos que dieron origen a los Andes permite determinar los lugares donde se almacenan algunos minerales, donde se tiene petróleo y quizá más importante, conocer el por qué tenemos esos grandes terremotos tan destructivos (en la zona)".
El galardonado con el Premio México de Ciencia y Tecnología 2013 ofreció la charla "Los Andes: nuevos y viejos paradigmas", en el Colegio Nacional.
Explicó que cuando los fondos oceánicos se hunden debajo de los continentes y no lo hacen en un ángulo constante, aunado a una serie de factores que hacen que la loza disminuya su inclinación y se produzcan procesos distintivos en cada formación rocosa para luego incrementar su inclinación, se provoca un colapso extensional.
"Se trata de una especie de desaparición de montañas, un proceso importante porque cada etapa de este ciclo lleva a la mineralización de materiales y a la formación de cuencas sedimentarias, entre otros fenómenos", apuntó.
Debido a estas variaciones que se produjeron en la zona ocurrieron dos fenómenos en el margen occidental de Sudamérica, que pese a pasar por los mismos procesos evolutivos tuvieron resultados muy diferentes: la zona volcánica del altiplano en Bolivia y la parte norte de los Andes patagónicos.
La primera, expuso el doctor en geología, es una zona muy elevada, en promedio cuatro kilómetros de altitud, y su formación se dio por la subducción de una línea volcánica.
"Ahí no hay nada nuevo hasta que notamos que ese volcanismo cada vez se iba alejando más de la cordillera, alejando porque la loza se puso horizontal, registrando una intensa fracturación, formando sierras, como las pampeanas, que fueron resultado de este proceso de somerización horizontal.
"Una vez que se colocó horizontal las condiciones de flotabilidad fueron variando y cuando comenzó a empinarse hubo inyección de materiales fundidos de astenosfera, que es la capa superior del manto terrestre, y removió la litosfera -la capa superior inmediata- y la corteza y produjo grandes colapsos extensionales con la formación de calderas", sostuvo.
El especialista en el estudio de la evolución de la tectónica de la Cordillera de los Andes y del basamento de América del Sur, notó que procesos de ese tipo han ocurrido también en México pero hace 50 ó 60 millones de años, lo que hace más difícil de comprender estos ciclos.
Entre estos procesos está el de laminación cortical: grandes bloques de la corteza caen al interior de la Tierra y produce calderas, la Sierra Madre Occidental es un ejemplo de calderas antiguas.