CIUDAD DE MÉXICO, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Sanidad de México, Jorge Alcocer, ha informado este domingo de que ya son 85 los muertos a causa de la explosión registrada el viernes en una toma clandestina de un oleoducto de la petrolera estatal Pemex en Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, al norte de Ciudad de México.
Alcocer ha informado además en rueda de prensa del estado de los 81 heridos, de los cuales 58 continúan hospitalizados. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha asumido a todos los pacientes llevados a los hospitales de Magdalena de las Salinas y Lomas verdes, ha añadido el ministro.
Dos de los heridos fueron dados de alta y otro más salió del hospital por decisión propia, mientras que entre los aún internos hay afectados con quemaduras en más del 80 por ciento de su cuerpo.
"Es difícil. Es una evaluación tan dinámica y el panorama, sin dar número, es que sí hay pacientes graves con quemaduras en más del 80 por ciento del cuerpo, así como daños en sus órganos y tejidos", ha apuntado en declaraciones recogidas por el diario 'Excélsior'.
La explosión se produjo alrededor de las 19.00 (hora local) del viernes tras una fuga de combustible a la que habían acudido cientos de personas de los municipios cercanos. Se calcula que cerca de mil personas se encontraban en el lugar para recoger combustible cuando se produjo la deflagración.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha lamentado el accidente y ha dado instrucciones para controlar el fuego y atender a las víctimas.
El Ejército ha explicado que intentaron frenar a las personas que querían apropiarse del combustible, pero se vieron superados por la multitud que acudió al lugar, ya que, según se ha sabido, en la zona no había gasolina legal ni ilegal para comprar.
"Mucha gente corría con el pelo y la ropa quemándose, pidiendo a gritos que los ayudaran; también vimos personas calcinadas", ha relatado Eruviel Cerón, familiar de uno de los heridos que acudió al lugar tras la explosión, según informa el diario 'La Jornada'.
En la madrugada del sábado los familiares que buscaban a posibles víctimas se reunieron ante la biblioteca municipal de Tlahuelilpan reprocharon al alcalde, Juan Pedro Cruz, no haber gestionado ante el gobierno federal que las gasolineras del municipio hubieran sido surtidas.
"No había nada de gasolina, ni robada. Por eso muchos, entre ellos mi esposo, quisieron aprovechar la fuga para surtirse", ha denunciado una de las mujeres en declaraciones a 'La Jornada'.
LA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO, BAJO EL PUNTO DE MIRA
La explosión del oleoducto ha puesto bajo el punto de mira la estrategia del Gobierno de López Obrador para hacer frente al robo de combustible en el país. El pasado mes de diciembre, el presidente anunció la puesta en marcha de un programa contra la distribución ilegal de combustible, que deja pérdidas de unos 3.000 millones de dólares al año.
El plan, que incluye el cierre de aquellos oleoductos que se encuentren en peligro de ser asaltados, ha provocado cortes en las redes de suministro en diversos puntos del país, entre ellos el estado de Hidalgo. El sábado la mayoría de las gasolineras de Tlahuelilpan estaban cerradas.
No obstante, varias encuestan muestran que las medidas cuentan por ahora con el apoyo de la mayor parte de la población a pesar de las dificultades para hacerse con el combustible y de las largas colas registradas en las gasolineras.
El desastre de Tlahuelilpan ha suscitado dudas sobre la actuación de los efectivos desplegados en la zona, que no alejaron con rapidez a la población del área en el que se había producido la fuga. Además, Pemex también ha tenido que enfrentarse a las críticas.
El director ejecutivo, Octavio Romero, aseguró el sábado que una de las válvulas se cerró inmediatamente al registrarse un descenso de la presión debido a la fuga, pero no ha indicado la hora exacta a la que tuvo lugar ese cierre. El combustible brotó de la tubería durante aproximadamente dos horas antes de que explotara y sin que se produjera una pérdida visible de la presión.
El Ministerio de Defensa y López Obrador han defendido la actitud de los 25 efectivos que se encontraban en el lugar de los hechos y han asegurado que estos no querían "reprimir a la multitud".