CIUDAD DE MÉXICO, 21 Feb. (Notimérica) -
Las profecías advirtieron al Emperador Moctezuma II, monarca azteca, de la llegada de "hombres blancos y barbudos procedentes de Oriente". Poco más tarde, los pronósticos se cumplieron con el desembarco de casi 600 españoles dirigidos por los generales Hernán Cortés y Pedro de Alvarado, quienes partieron de las costas cubanas tal día como hoy de 1519.
518 infantes, 16 jinetes y 13 arcabuceros bastaron para que, bajo el mandato del hidalgo extremeño Hernán Cortés y el conquistador Pedro de Alvarado y Contreras, derrotaran a todo un imperio en lo que se conoce como una de las luchas con mayor inferioridad numérica de la historia.
En nombre del rey Carlos I de España y bajo las órdenes del gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, en tan solo 2 años, los barbudos y hambrientos colonizadores consiguieron derrotar al imperio más violento que había conocido América, el azteca.
Los españoles lo tenían claro. A tan solo unos meses de pisar las costas de la que posteriormente sería conocida como Nueva España, el conquistador extremeño tomó una decisión radical que marcaría el desenlace: o ricos o no volverían y, así, destruyeron los navíos con intención de derrumbar el Estado mexica, que, por aquel entonces, poseía la población más poderosa del continente.
SACRIFICIOS HUMANOS
Conformado por 15 millones de habitantes y controlado desde la ciudad-estado de Tenochtitlan, cuyos orígenes se fechan en el siglo XIV, creían en los sacrificios y en el poder de inmolarse voluntariamente para satisfacer a Huichilobos, su principal deidad, tal y como explica el historiador mexicano Carlos Pereira.
En la región, cada año se sacrificaban a 30.000 personas capturadas de tribus vecinas en ceremonias donde las ofrendas humanas eran habituales. Entonces, Cortés se aprovechó del odio y del temor de los lugareños para ganarse la confianza de los nativos totonacas de la ciudad de Cempoala, quienes formaron parte del reducido ejército de los españoles.
De esta forma consiguió alistar a 1.300 guerreros y 1.000 porteadores indios, los cuales acompañaron y defendieron a los conquistadores hasta la capital. Tras su llegada y las atractivas palabras de los extranjeros, el monarca Moctezuma II se dejó seducir y acabó cautivo en su propio palacio.
LA MUERTE DE MOCTEZUMA
En uno de los balcones de su inmensa residencia, el mandatario se autoreconoció vasallo de Carlos I y exigió rendir obediencia a los españoles durante un discurso conciliador hacia su pueblo. Más tarde y tras el descontento de los aztecas, Moctezuma fue herido de gravedad cuando la multitud enfurecida le amenazó con piedras, falleciendo tres días después.
Posteriormente, durante la llamada Noche Triste, acaecida el 30 de junio de 1520, Cortés y sus hombres se vieron obligados a escapar de la ciudad perseguidos por los nativos, los cuales provocaron un gran número de bajas y originándose la batalla conocida como Otumba. A pesar de su reducido ejército, las armas y las novedosas (para el momento) tácticas traídas desde Europa, así como las enfermedades contraídas desde el "Viejo Mundo", provocaron el asedio final de la capital mexicana.
La viruela fue el gran "aguerrido" de los españoles, que junto con el sarampión, las fiebres tifoideas y la gripe se cobraron 100.000 vidas aztecas por cada 100 muertes de españoles, comenzando así la conquista de toda Mesoamérica.