MANAGUA, 4 Ago. (Notimérica) -
Un reflejo del 'somocismo' se cierne sobre Nicaragua, esta vez, en forma de 'orteguismo'. La decisión del presidente, Daniel Ortega, de elegir a su mujer como candidata a la Vicepresidencia para las próximas elecciones, proyecta sobre el país una sombra de régimen autoritario que recuerda al vivido a mediados del pasado siglo con el dictador Anasasio Somoza (1937-1947 y 1950-1956).
La primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo Zambrano, y el actual mandatario han disfrutado de un 'apacible paseo' hacia la Casa Naranja el 6 de noviembre, fecha de las elecciones en la que su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), apenas contará con oposición.
Unas elecciones que, desde el primer momento, estaban decantadas del lado sandinista después de que el Consejo Supremo Electoral destituyera del Congreso a 28 diputados (16 titulares) del Partido Liberal Independiente (PLI), el principal bloque opositor. La razón, un presunto desacato por parte del PLI, la segunda fuerza política con el 31 por ciento de los apoyos.
El fallo también dejó sin oportunidad al Movimiento de Renovación Sandinista, disidentes y críticos con el Gobierno de Ortega. Así, la disputa electoral se desarrollp entre el FSLN y seis pequeñas agrupaciones de derecha que apenas alcanzan el seis por ciento de adhesión en las encuestas.
Todo ello, sumado al apoyo de la ciudadanía con el que cuenta el actual dirigente, además de la simpatía de la que disfruta Murillo --del 82 por ciento de nicaragüenses-- hacía pensar que el partido sandinista no tendría rival.
De esta manera, Ortega ha sido reelegido por cuarta vez con el 71 por ciento de los votos junto a su esposa en la Vicepresidencia, un movimiento que le asegura continuar con el 'orteguismo' y, según sus detractores, establecer una nueva dinastía.
La oposición critica que la postulación de su mujer para formar parte del próximo Gobierno es una estrategia para garantizar la sucesión familiar en el poder, algo similar a lo que hizo la familia Somoza, así como establecer un régimen de partido único en el país.
"Lo que se está montando para el 6 de noviembre es un acto rutinario para mantener la apariencia de continuidad y funcionamiento de un sistema democrático, pero el resultado ya esta decidido", ha expresado la defensora de Derechos Humanos y disidente sandinista, Vilma Núñez.
"Me resisto a creer que aquí no haya oposición. Hay un descontento generalizado y tiene que haber un despertar, nuestra convicción es no callar y vamos a seguir haciéndolo hasta el último aliento de vida", sostuvo Núñez, de acuerdo al diario de Costa Rica 'La Nación'.
"FARSA"
La insignificante oposición de la que goza Ortega, a lo que hay que añadir la ausencia de observadores nacionales e internacionales durante los comicios, hace que la oposición calificara el proceso electoral de "farsa".
El excandidato presidencial Fabio Gadea, derrotado por Ortega en las elecciones del 2011, aseguró que "ya se sabe quién es el candidato que va a salir favorecido con una inmensa cantidad de votos y con una impresionante cantidad de diputados obedientes".
Mientras tanto, en las calles de Nicaragua apenas se percibía un clima previo a unas elecciones presidenciales, donde, tras los comicios, los únicos rastros son algunas pancartas con las fotos de Murillo y Ortega, así como grafitis que 'gritan' "democracia sí, dictadura no" o "farsa electoral".
Los medios de comunicación, por su parte, han invertido gran parte de su tiempo en exaltar la figura del presidente Ortega.
VUELTA AL PASADO SIN FUTURO
El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro asegura a 'CNN' que lo que está ocurriendo no ha pillado por sorpresa al pueblo de Nicaragua, pues se trata de "un proceso progresivo de regresión autoritaria".
"Ya vivimos fraudes electorales en 2008 y 2011 con candidaturas inconstitucionales, como fue el caso de su reelección en 2011", critica Chamorro.
También señala que tanto la Policía como el Ejército "han dejado de ser instituciones nacionales para convertirse en instituciones cuasipartidarias".
Para el periodista, la dinastía Ortega durará pocos años, pues aunque se permitió con los Somoza hace medio siglo, "actualmente eso no se va a permitir". "La gente esta convencida de q esta dictadura dinástica no tiene futuro", asegura.
En esta línea se sitúa la historiadora y antigua miembro del Frente Sandinista que acabo con la dictadura de Somoza, Dora María Téllez.
"Para que un pueblo pueda salir de un proceso autoritario tiene que recorrer un largo recorrido. El pueblo nicaragüense vive sus últimas etapas para desembarazarse por completo de los regímenes autoritario. Este es un régimen de corto alcance", defiende Téllez.
A pesar del poco futuro que ve al Gobierno de Ortega y su esposa, la historiadora reconoce el daño que ha hecho el mandatario a su partido.
"Orgega ha arrasado con el Frente Sandinista y ya prácticamente ha desaparecido. El 'ortegismo' ha liquidado al sandinismo. Del Ortega que lucho contra la dictadura de Somoza no queda absolutamente nada, incluso la esencia 'somocista' se reencarna en él", lamenta.
REACCIÓN INTERNACIONAL
"Nos preocupa la concentración de poder que se está dando en ese país que no es algo nuevo en la historia política de Nicaragua y que ha dado un giro cuya gravedad no se pude disimular", confesó el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.
Agregó que espera que el proceso de elección no atente contra la democracia y que se respeten las libertades públicas y las relaciones diplomáticas con Costa Rica, según informa 'Costa Rica Hoy'.
Por su parte, el Gobierno de Estados Unidos se declaró "profundamente preocupado" por "las acciones del gobierno y la Corte Suprema nicaragüenses para limitar el espacio democrático" ante las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre próximo.
"Urgimos enérgicamente al gobierno nicaragüense a crear un ambiente más abierto para unas elecciones libres e imparciales que permitan al pueblo nicaragüense determinar el futuro de su país", afirmó el portavoz del Departamento de Estado de EEUU, John Kirby, tal y como recoge el diario de Honduras 'La Prensa'.
Asimismo, los 26 expresidentes que forman la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), denunciaron este martes las "graves alteraciones" del "orden democrático" en Nicaragua por los ataques a la oposición.
De este modo, señalaron la destitución de los diputados del PLI por no obedecer las órdenes del nuevo líder designado por el Poder Electoral tras expulsar a Eduardo Montealegre, que hasta entonces dirigía la formación opositora.
LA PRIMERA DAMA
Rosario Murillo Zambrano formó parte del FSLN en los años 70, etapa en la que luchó por erradicar la dictadura de Somoza, siendo una figura clave dentro de su partido desde que Ortega comenzó su carrera política.
Fue fundamental su papel durante las elecciones del 2007, siendo jefa de campaña de su marido, quien acabaría alzándose con la victoria. Una de sus estrategias fue atraer a jóvenes de entre 16 y 34 años al movimiento sandinista, lo que provocó un choque generacional dentro de la agrupación.
La primera dama también es miembro del Consejo de Comunicación y Ciudadanía y, según manifestó el propio mandatario, ejerce el 50 por ciento del poder en el país centroamericano. Según sus opositores, es ella la que gobierna y no su marido.
Su influencia es tal, que nunca antes la mujer de un presidente de Nicaragua había influido tanto en la gestión pública como Murillo, ejerciendo una fuerte incidencia en las políticas culturales y sociales del Gobierno.
Incluso la revista Forbes, en su edición del 26 de julio, colocó a Murillo en el puesto 28 de las 50 mujeres más poderosas de Centroamérica, basándose en los cambios generados en sus países, el poder para cambiar las realidades en favor de la región no seguir estereotipos que frenten sus proyectos o ideas.